El carácter del agua : Tengo que
admitir que cuando un niño pide agua al preguntarle qué quiere beber ya me cae
bien. Como si así marcara un territorio en el que la publicidad o los usos y
costumbres habituales no pudieran entrar. Refugiados en lo que para ellos
parece obvio.
Mientras que con la primera respuesta
de los demás que están en la mesa para merendar ya es suficiente, a los amantes
del agua les volvemos a hacer la misma pregunta porque su elección, siendo tan
grande la oferta, no deja de sorprendernos, así que insistimos por si
acaso, por si pensaran que no se les permitía pedir otra cosa. ¡Y en una
merienda! Nos convertimos en prescriptores de las marcas.
Y agua, de nuevo, con una
rotundidad que es un aviso.
Habría que seguir la vida de estos
niños que, cuando tienen sed, piden agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario