martes, 17 de junio de 2014

Una pelota roja al otro lado de la valla



Una pelota roja al otro lado de la valla : Es la primera vez que recojo a los mellizos después de comer. Tenemos una tarde de médicos con diferentes citas que nos van a llevar de un hospital a otro, de unos edificios a otros, bajo ese tipo de sol asfixiante que impide que las sombras avancen. En lo que espero a que abran las puertas a las tres, desde la acera veo a todos los niños en el recreo jugando en la cancha de fútbol. Parecen cangrejos moviéndose dentro de una jaula. Uno de ellos me llama : “Papá de Daniel”, me grita. Añade después que se les ha caído una pelota roja al otro lado de la valla y quiere que se la recupere. Doy con ella sin problemas, siguiendo sus indicaciones, y se la lanzo con la mano todo lo alto que puedo. Todos los niños del grupo, entre los que veo a Daniel, levantan la vista para ver si la pelota cruza la reja sin problemas. Yo también la sigo con la mirada, preguntándome si no hubiera sido mejor asegurarse dándole una patada.

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