domingo, 29 de junio de 2014

El futuro llega con un par de tomates




El futuro llega con un par de tomates : Antes de salir de viaje, habría que dejar en la nevera los ingredientes necesarios para preparar la primera comida cuando unos días después se regrese a casa cansado y desmotivado. Un aterrizaje suave. Un mensaje gastronómico que el yo del pasado se enviaría al yo del futuro que, después de dejar las maletas en el salón, ojear la correspondencia, comprobar que el hámster y las plantas siguen vivas y que no ha habido ningún accidente administrativo por el que te hayan cortado el agua o la luz, abre la nevera pensando que no habrá nada que comer y que tendrá que preparar cualquier cosa que hará que esas cenas de raciones de tan solo hace unos días sean cosa del año pasado.

Pero por alguna razón, el yo del pasado y el del futuro no se llevan bien. Hay algún roce entre ellos y falta compenetración: el pase del primero no llega nunca al punto en el que lo espera el segundo. Supongo que a una relación más fluida es a lo que se refiere la frase quiérete a ti mismo. Mi yo del pasado solo dejó en la nevera un par de tomates que ahora mezclo con un poco de atún. Mi yo del futuro es ahora presente y está a punto de quejarse. Le recuerdo que ahora le toca a él actuar, porque para él el tiempo va hacia atrás. Pero en vez de proponer algo nuevo, se limita a abrir la lata de atún y a buscar el tarro de mostaza que se nos acabó. No le digo nada. Dejo que vaya abriendo armario tras armario.  

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