El
estilo que una gran derrota necesita : Los municipales que van a empezar su
ronda por el Rastro vienen charlando del partido de España contra Holanda: aunque
estuvieran justificadas las expectativas, es cuestión de tiempo que nuestra fe
en el equipo se vacíe por los agujeros de los cinco goles recibidos. Esa misma
conversación, que no sé si pretende salvar al enfermo o acortar su agonía, es
la que escucho entre los que van montando los distintos puestos a primera hora.
Se puede decir que una derrota como ésta, que ya ha entrado en la historia
general y caído en la particular de cada uno con la contundencia de un ladrillo
en un pozo, une más que esas victorias
que solo sirven para recibir el sello de un funcionario de aduanas. Si alguno
de esos puestos hoy no tiene el permiso correspondiente, quizás el camino más corto para salvar el trámite sea
compartir con el municipal la rabia por la ocasión perdida de Silva.
También es posible que ese lamento
colectivo sea una estrategia para que te quedes atrapado por un argumento y
después de desahogarte con el que atiende un tenderete por las cantadas de
Casillas compres una lámpara de las que parece haber pasado por el Rastro
varias veces en su vida como forma de agradecerle al buen hombre esta terapia
que todos necesitamos. Para no verme enredado, camino deprisa hasta el puesto
de los libros. Veo “Casablanca la bella”, de Fernando Vallejo, por 10 euros y
la compro sin dudarlo porque éste, justo éste, es el estilo que habría que
utilizar para hablar de ese partido.
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