El
jardinero carnívoro : Las
plantas que mejor se nos dan son las que no requieren ningún cuidado. Nos ha
costado descubrirlo porque antes aplicábamos nuestra mala mano con todas, con
lo que ahogábamos a la que apenas necesitaba agua o dejábamos con sed a la que
pedía más. El resultado, siempre el mismo, ha terminado por secarnos la ilusión
y apartarnos hasta de las lechugas. Pero ese descenso hacia la absoluta falta
de esperanza ha sido, precisamente, lo que ha salvado a este esqueje que nos
dieron y que dejamos ahí, atrapado por las lógicas limitaciones de quien tiene
que buscarse la vida plantado en un tiesto. Al darlo por perdido ya desde el
principio, le ofrecimos ese abandono que él necesitaba para crecer y que tan
bien ha aprovechado, apañándose muy bien. A veces, viéndolo así de sano, me
da por ir a por un poco de agua y echársela, pero al instante me paro y me bebo el vaso para regar la espera. A su salud.
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