Cuernos y astas : Lo que no sabía al detenerme
a leer la diferencia entre cuernos y astas en el Museo de Ciencias Naturales (los
primeros permanecen, las segundas se caen) es que estaba provocando que mi
atención se enredara unos días después en la cabeza disecada de un ciervo en
una casa rural.
Es bastante probable que, de no
pararme allí, no lo hubiera hecho aquí en las escaleras, donde está colocada
esa cabeza, mientras subimos maletas y bajamos mesas para empezar a
organizarnos. Los adultos hacemos posesión de los grandes espacios mientras los
niños ocupan los pequeños con su precisa curiosidad de cajones abiertos, saltos
en las camas y carreras por el jardín.
Nadie comenta nada sobre la cabeza
disecada porque aquí todos tienen un pariente cazador y eso la hace invisible.
Cuanto más me fijo en ella, más me sorprende la simetría en la naturaleza. Cada
célula a su sitio. No dejo de tener la sensación de que en la enciclopedia
sobre la naturaleza hay tomos que faltan: de lejos todos los lomos son iguales,
pero al acercarte ves que hay grandes saltos en la numeración. Cada célula a su
sitio.
Los dueños de la casa viven en una
zona de la planta baja y descubrimos que tenemos que hablar con ellos porque no
encontramos las sábanas. Sería bueno preguntarles si lo del ciervo es solo
decorativo o un recordatorio para una generación que solo ve astas.
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