Los oscuros días de la garnacha : Los
vinos del Mercadona son los apropiados para acompañar la tortilla que me como
de pie en la cocina, entre la serie de Disney que está puesta y el partido en
el salón. Como padre trato de soportar las estupideces de alguna de esas
series; como aficionado al fútbol, me asomo a ver qué es lo que pasa en el
césped. Entre uno y otro, un trago del vaso.
No espero encontrar el Arzuaga en
las estanterías del Mercadona, pero hay algo que rebaja el valor de las
botellas, independientemente de su precio : el acumularlas como si fuera la
primera línea de un desfile militar. No hay que recordarle a la gente con ese
toque a granel que lo que se lleva es tan barato que solo se alcanza la
rentabilidad a base de soltar botellas. Hay que tener estilo. Cuatro botellas
por línea, por ejemplo, como la disposición de las de Borsao que cojo.
Esta temporada, mi elegido es el
Borsao Barrica 2011 porque estoy pasando una época en la que me atrae la
garnacha. Me gusta su sabor y su historia: cómo pasó de ser una uva de segunda
que se usaba para darle color a los vinos de viñas más nobles a exigir su hueco.
Servirse un vaso es un reconocimiento y un gesto de ánimo a todos los que se
encuentran en una etapa garnachera en su vida.
“Vino elaborado con un 60% de la
variedad garnacha y un 40% de tempranillo. Ambas variedades son elaboradas…”
Esa repetición de la palabra
elaborar me hace dudar, pero al final me la llevo porque está en la zona noble,
en la que el precio sigue siendo bajo pero se mantienen las formas con unas
cuantas unidades. El respeto mínimo que se merece la garnacha, cabrones.
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