El dibujo de la manguera : La larga
comida termina con una agitada discusión sobre un tema intrascendente, de los
que no dejan heridas. Está bien que de vez en cuando se muevan un poco las
aguas con opiniones de punta redondeada y sin filo. Claro que sí. Durante una hora lanzamos
argumentos como troncos para que no se venga abajo el fuego de la excitación
que compartimos. Como no buscamos la precisión, sino la provocación, como jugamos
a imponernos a los demás sin cartas ni reglas, nadie pide que se contrasten las
afirmaciones.
Salgo un momento al jardín. Ahí
está la manguera, junto a la piscina. Si la cosa fuera a más, podría presentarme en el salón y remojarlos a
todos con el agua. Sería una buena forma de dar por terminada la reunión. Pero
no creo que sea necesario. Además, hay que respetar el dibujo que la manguera
hace en el suelo porque es la forma que tiene el día de dejar su firma.
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