Los brazos del saltamontes mecánico : Damos
un paseo por el puerto para ver los barcos. En algunas cubiertas hay gente
tomando el sol. No se debe estar mal. Los nombres y las banderas sugieren puertos
distintos, pero cualquiera de ellos serviría para vivir en ese eterno domingo
en el que parecen atracados, con el desayuno recién servido.
Quizás para demostrarnos que no
todo es tan fácil como parece, ésta es la hora que escogen para realizar
algunas reparaciones. En lo alto de un mástil un hombre ajusta no sé qué. Sus
compañeros de abajo le miran protegiéndose del sol con las manos.
En la feria, los que venden las
entradas van colocando las monedas en su sitio para tener el cambio a mano. Por
la mañana han revisado las atracciones y las han limpiado con el agua a presión
de las mangueras. En media hora abrirán y subiremos al “saltamontes”, nuestra
favorita, con unos brazos mecánicos que dan vueltas rápidamente y que te suben
a la misma altura de ese hombre que sigue inmóvil en el mástil, como si no
terminara de enhebrar una aguja.
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