El reloj de conchas : Vamos recogiendo
conchas por la playa. Resulta fácil porque al retirarse la marea las deja a la
vista sobre una arena que somos los primeros en pisar. Lucía busca en una parte
y yo en otra: nos juntamos cuando las dejamos en el cubo que está entre nosotros.
Ahí vigila que tengan el tamaño que quiere y que estén perfectas. En los charcos
se reflejan unas nubes inmóviles que se agitan cuando las pisamos con cuidado.
Le prometí a Lucía que le iba a
dedicar todo el tiempo que nos llevara llenar el cubo rojo de plástico. Hasta
entonces, todo está detenido. Incluidos María y Daniel, desarrollando un inacabado gesto en la toalla. Los segundos
caen con las conchas en el cubo. Me gusta mucho el ruido que hacen.
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