La gota sobre la fruta madura : La
tarde se extiende sobre nosotros con la densidad del pintaúñas que María le va
aplicando a Lucía. Las dos se rodean de un silencio que parece necesario para
que las uñas queden perfectas. Me meto
en ese silencio para ver cómo las uñas de la mano izquierda, abierta
completamente sobre la mesa del jardín, van cambiando de color: alternan el rosa con el naranja. Pienso en esas
gotas grandes que recorren muy despacio la
piel de una fruta madura. Ahora, la derecha. Alrededor de nuestra tarde, otra,
a la que volveremos cuando el pincel termine su trabajo.
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