La canción de los primos : En el mundo
del vino todavía falta una figura importante: el catador de etiquetas. Una
persona dedicada únicamente a valorar lo relacionado con el exterior de la
botella para la que la calidad del propio vino sería algo secundario. Que
todavía no exista de forma profesional implica cierta limitación en la forma en
la que las bodegas analizan su producto
porque es evidente que es más la gente que ve la etiqueta de una botella que la
que acaba comprando el vino.
Por ejemplo : la etiqueta de “Les cousins
L´Inconscient”. Un dibujo grande en el que se ve a los dos primos mencionados
vestidos con pantalón corto y unas camisetas que indica que en esa etiqueta
siempre es verano. Uno coge al otro por el hombro mientras caminan dando
grandes pasos. Tal vez corriendo hacia un sitio que llevan añorando el resto
del año. Los dos tienen los ojos cerrados y las bocas abiertas, compartiendo a
gritos una canción. Los colores son cálidos. Y hay tres nubes en el cielo.
Pocas botellas harían más feliz a
un catador de etiquetas que ésta. Al verla resulta inevitable asociar ese
momento compartido por los dos primos con el propio vino e imaginarte que ésta
es la botella que tienes que comprar si te encuentras en una situación así o,
más importante, si quieres, en cierto modo, imaginarte que eres el tercer primo,
al que van a buscar los dos.
Si mis hijos y mis sobrinos no
fueran menores de edad, les habría comprado una botella a cada uno en esta
pequeña enoteca en la que cenamos para que recordaran estos días de playa que acaban mañana. Los
dueños, no sé si por casualidad o buscando con elegancia cierta narrativa en la
exposición de sus botellas, han colocado ésta al lado de otra llamada “Mala
vida”. Que vuelva a la mesa, me dicen. Que ya voy, contesto. Pero todavía
quedan muchas etiquetas en las que detenerse.
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