Dos atardeceres :
A la derecha se está produciendo un buen atardecer. El sol atraviesa unas nubes
densas y la luz que emite hacia arriba es blanca, mientras que la que cae sobre
el mar es ya dorada. Hago un par de fotos.
Entonces veo al hombre sentado en
el banco, en un encuadre que parece situarle en una casa sin techo, entre dos
columnas y un asiento de piedra. El escenario es duro, pero con ese brazo
derecho, apoyado sobre el respaldo, logra domesticarlo. Está en una edad en la
que parece mirar las cosas sin tener que convertirlas en palabras o en imágenes
para sentirlas más próximas.
Tal vez el objetivo final de hacer
tantas fotografías sea el de poder acercarse a la realidad sin una cámara.
Usarla como decía Wittgenstein que había que servirse del lenguaje, como una
escalera que recomendaba abandonar después.
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