Amenazas de cristal : Quizás sea cosa
mía, pero en la visita que hacemos a Cosmocaixa hoy noto cierto aire a mudanza,
a nevera que ya no se llena porque quedan pocos días : en la actividad del
“toca,toca” no se incluyen las explicaciones sobre peces recién nacidos, porque
no hay ninguno, y la exposición temporal “¡Epidemia!”, parece montada con el
fin de alejar a los visitantes, que se ven luchando entre el deseo de estar ahí
y el de salir corriendo, por mucho que los virus que se representen ahí sean de
fogueo.
Yo, por ejemplo, quiero seguir y
aprender sobre las bacterias, los virus y los protozoos que a lo largo de la
historia han solucionado a su manera el problema del paro, pero los mellizos,
tras pasar por un vagón en el que se simulan estornudos cargados de invisibles
asesinos y de ver reproducciones de miembros afectados por las enfermedades,
quieren salir corriendo de ahí.
Me parece una triste manera de
despedirse, pero lo entiendo porque lo mejor en cada ruptura es presentarse en
bata y zapatillas y evitar un escote de gala que haría ambiguo el mensaje : no
vuelvas a mi lado, pero mira qué guapa me he puesto para ti. Aquí ha habido
exposiciones que no olvidaré, como una, magnífica, de dinosaurios y otra sobre
la magia que disfruté como un enano. Eran los tiempos, supongo, del dinero del
ladrillo, las botellas de corcho dorado y las semanas con dos o tres domingos
encadenados. También la ciencia se beneficiaba, lo que demuestra que no todo es
negro ladrillo y blanco I+D+i.
Dicen que el edificio va a seguir
dedicado a la ciencia cuando los de La Caixa se marchen a final de año, pero a
mí me gustaba la unión. Es más, quizás también sea otra cosa mía (van dos),
pero en todo el edificio me parecía percibir un estilo Caixa que me atraía
mucho. No me cuesta reconocer que en estos temas me atrae más la forma que el
fondo y ahí sí que eran buenos estos tipos del logo de Miró : como la profesora
que consigue ser accesible sin dejar de ser estricta. Me temo que esto se va a
perder.
Los mellizos empiezan a decir “qué
asco” cada vez que me paro a leer que, básicamente, lo raro es que sigamos
vivos y sanos. Los virus se agarran a lo que tienen para expandirse, pero
parece que nuestras ganas de impedírselo son más fuertes en este partido que
lleva jugándose miles de años. Los cortés no quita lo valiente, y uno de los
mejores detalles de la exposición son las reproducciones en cristal de
distintos tipos de virus, colocados sobre unas peanas como las copas en una
sala de trofeos : hay belleza en estos cabrones.
Nos marchamos de la exposición sin
ver casi nada. Trato de explicarles que hemos conseguido ganarles la liga a
todos ellos, pero mis explicaciones no les convencen (tampoco lo logran
conmigo) y es de esa duda de la que se quieren alejar, abandonándola por aquí.
Poco que echarles en cara. Eso sí : por la noche, antes de la cena, sólo tengo
que decirles una sola vez que tienen que lavarse las manos. Se pelean por ser
los primeros en ir al baño.
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