El bonus track escondido : Lleva tiempo
descubrir (como el bonus track escondido de un CD) que lo que realmente une a una
pareja no son las cosas que deciden hacer juntos, sino las que acuerdan no
hacer. Ese pacto, básicamente tácito, es lo que en el fondo ayuda a mantener
la relación.
Por ejemplo : todo estará en orden
en la cocina, pero la sartén de la cena seguirá encima de la vitrocerámica sin
limpiarse. Es algo que a ninguno de los dos nos gusta. El resto de las tareas
han ido distribuyéndose sin guión, sin pensar, igual que se mete la compra en
dos bolsas mientras la cajera parece competir por llevarse el récord nacional
de productos cobrados en menor tiempo. Limpiar la sartén es el artículo que uno
se deja y no echa de menos.
No nos engañamos. Una sartén sucia
no es algo que enseñarles a las suegras : no por ellas, porque con cada
reproche se pondrían una medalla más de madre en el pecho, sino por puro amor
propio, por limpieza, por educación, por higiene, por estética. Sin embargo.
Sin embargo, a toda relación le
vienen bien estas treguas en las que no hay expectativas ni reproches. Ella ve
la sartén y no me pregunta por qué no está limpia. Yo observo esas burbujas de
aceite que se forman en la superficie y no me dirijo a ella para saber cuándo
vamos a poder usarla. Eso relaja mucho : el cielo se me presenta ya como un
lugar con cientos de sartenes sin fregar.
Tal vez la dejemos ahí como
recuerdo de aquellas épocas en las que apenas había obligaciones. No amontonar
la ropa en la silla del salón. Mantener la nevera con un mínimo de artículos de
supervivencia. Esas cosas : la vida sin hijos. Ahí sí que era fácil que las
cosas fueran bien porque solo había que dejarse llevar.
Así que cada vez que veo que en
casa de una pareja todo está en su sitio, sé que las cosas están a punto de
estallar. Por un tema de supervivencia, conviene ir creando esas zonas neutras,
sin leyes. Empezar por la sartén sin limpiar es un buen paso. Visto desde fuera
puede interpretarse (correctamente), como una señal de desorden, pero eso sería
quedarse en la primera lectura, la fácil. La realidad es más compleja y para
llegar a alguna interpretación valiosa conviene frotarla con un estropajo.
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