Las bolsas del pasillo : María tiene la
habilidad de saber cuándo caducan objetos que yo no sabían que tenían
programado su final. Para mí, todo es eterno : siempre creo que se pueden
aprovechar un poco más y que hasta en la corteza hay zumo. Ella, con la
seguridad que le da ese extraño poder, decide que ese momento les ha llegado a
unos cuantos juguetes y los mete en unas bolsas de basura que deja en el pasillo,
como si nos fuéramos de vacaciones toda la familia al punto limpio. No lo
consulta porque tampoco nadie va pidiendo una segunda opinión si la lata de
mejillones te dice que lleva dos años caducada y que lo que tienes en la mano
es un pequeño féretro de metal.
Un día el cuarto de baño está
repleto de animales de plástico y al siguiente puedo encontrar la esponja sin
problemas. Al principio me decía, para no hacerme daño, que los animales
estaban hibernando y yo continuaba relajado con la ducha, pero desde que abrí
una de esas bolsas de basura ya sé la verdad y ella sabe que lo sé. Se madura a
golpe de verdad.
Sin embargo, hay algunos que parecen
inmunes a las redadas de la brigada del orden. Las colonias de Lucía decoradas
con princesas de Disney. Personalmente creo que ya salen de fábrica caducadas y
que gastarse el dinero en ellas es peor que comprar un décimo que no ha tocado,
pero mis opiniones importan poco cuando delante tengo a dos mujeres. Mi relación
con la marca Disney empeora día a día por culpa de sus series y el recuerdo de
Pixar no logra detener esa creciente enemistad. Yo las metería en la bolsa de
basura sin dudarlo, pero parecen tener unos privilegios que no conozco.
Como mi enfrentamiento no puede ser
directo, he optado por una estrategia a largo plazo, de malvado refinado. Sutileza. Sigilo. Suavidad. Cualquier palabra
que empiece con la ese de serpiente me sirve. Mi último movimiento ha
consistido en colocar delante de las colonias el anuncio de una medicina :
Agitar antes de usar; Mantener fuera del alcance y de la vista de los niños. Un
mensaje subliminal al que las enfrento para ir minando su resistencia. No lo
hago solo por mí, sino por ese zoo de plástico que me acompañaba en la ducha y
que ahora anda desperdigado por el mundo, como la tripulación del arca cuando
encontraron tierra.
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