Cien millones de
euros en la cuenta : Si tuviera cien millones de euros en la cuenta, no habría
tenido que levantarme a las seis, ni salir un poco antes de casa para evitar el
atasco que anuncia la lluvia por la mañana (que a las seis de la mañana parece
caer más despacio), ni releerme un contrato varias veces para evitar las
trampas, ni preparar el cambio de año fiscal en el programa de contabilidad, ni
repasar la lista de los pedidos, ni vigilar la cuenta en el banco, ni discutir
sobre porcentajes, ni mirar el reloj, ni leer rápidamente los artículos que me
interesan, ni comer de un tupper, ni volver a vigilar la cuenta del banco, ni regresar
a casa corriendo para preparar la cena, ni hacer unas cuantas preguntas rápidas
sobre el día a los mellizos, ni dar unas cuantas respuestas rápidas sobre el
día a María, ni preguntar, desde la cocina, si se han cepillado ya los dientes,
si se han ya el pijama, si ya la cama, si ya.
Si tuviera cien millones de euros
en la cuenta, no habría disfrutado igual de este cortado acompañado con un
bombón que tengo en la mesa segundos antes de empezar a ver, el día prácticamente
terminado, el octavo episodio de “Orange is the new black”.
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