Tu
mejor amigo invisible : Sí, hay algo feo en lo de empezar las rebajas al
día siguiente de Reyes. Como pedirles un taxi a unos invitados cuando todavía
están con el café para que te dejen la casa libre y poder redecorarla. Creo que
las tiendas deberían disimular y dejar una semana de barbecho para guardar las apariencias:
ellas, que no dejan de señalar lo que tienen de especial estas fechas y tal,
son las primeras en poner sábanas en los espejos, cerrar las ventanas y dar de
baja la luz hasta el año siguiente.
Sin
embargo, entiendo esas prisas. Y no solo por un tema de rebajas. Después de días
de compras para los demás, con esas continuas dudas sobre los regalos
apropiados, se hace necesario volver a la compra básica: la dedicada a uno
mismo en la que sabes que lo que te lleves te va a gustar. ¡Esa cálida seguridad
de acertar!
El
regalo bien entendido empieza por uno mismo. Y que eso es lo que la gente piensa
queda claro en un paseo por Fuencarral, donde hasta los maniquíes parecen estar
de compras en sus propias tiendas, también ellos un tanto decepcionados por no
haber recibido el regalo que se esperaban. No importa : cada bolsa que se ve en
la calle es un grito al mundo de que nadie te conoce como tú mismo. Que el cuarto Rey Mago somos nosotros.
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