Dale un buen motivo al sol para que salga :
En el atasco hay tiempo para escuchar esas conversaciones que tenemos con
nosotros mismo en voz baja, en una esquina, ajenos a lo demás. Los talentos.
¿Cómo era aquella historia? Tres personas que los recibían. Aunque puede ser
que no fueran tres. Si está claro que uno de ellos los enterraba para
devolverlos iguales pasado el tiempo. Pensaba que era una buena estrategia,
pero de los tres es el que es más criticado cuando se descubre que no ha
arriesgado. Ganar o perder no importa. Es una cuestión de reconocer su valor y
tratar de que germinen, de ofrecerlos al mundo, de que gracias a ellos pueda
llegar a ser diferente. Eso nos contamos en esa esquina. Eso nos escuchamos
decir en esa esquina. El atasco de las ocho y diez tal vez no sea el sitio apropiado para
prestar atención a esos susurros. O quizás sí, cuando el
sol vuelve a salir y te toca explicarle para qué.
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