La maldición de
Larisa : Es cierto que el cuenco con kiwis de la cocina me hace pensar en
excrementos de camello, pero esa exótica imagen desaparece cuando los pelo y
los corto en rodajas. Al ver su estructura salto de las caravanas por el desierto
a las órbitas del cielo: estos días, por un tema que los mellizos están dando
en el colegio, me he acostumbrado a consultar en Solar Walk, un programa para
el móvil, la evolución de los planetas del sistema solar a tiempo real, leyendo
información sobre ellos y descubriendo las capas que, como kiwis abiertos, los
componen.
Urano tarda 84 años en completar
una órbita. Uno de los satélites de Neptuno se llama Larisa, amante de Poseidón
(Neptuno en la mitología romana). El potente campo magnético de Júpiter se debe
al hidrógeno que, en la profundidad de un tercio de un radio, se ha convertido
en metálico. Esas cosas.
Antes nos habríamos tenido que
conformar con unas láminas en blanco y negro en una enciclopedia y unos datos precisos que no habrían dejado sitio para historias como la de esa eterna condena
en la que viven Neptuno y Larisa. Ese tipo de información que, precisamente,
convierte todo el tema en algo realmente interesante.
Ahora basta con mover un dedo por
una pantalla. Esa sensación de, en alguno temas, estamos viviendo realmente ya
en el futuro se ha quedado unida a los kiwis. Servirse unos cuantos en un
cuenco es cenar un poco de optimismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario