El
suelo cubierto de pelo blanco : El peluquero es un chico joven, con poco
pelo, que siempre al saludarme me da un buen apretón de manos mientras me mira
fijamente, como si a continuación fuera a sacar un maletín con remedios
infalibles. Bien podría dedicarse a ese tipo de comercio alguien que tiene como
costumbre dejar el árbol de Navidad puesto unos meses en el piso que comparte
con un amigo porque, me dice, da buen ambiente a la casa.
-Y,
para completar la ambientación, de las aspas de un ventilador que no funciona colgamos
barbas y gorros de Papá Noel.
Hay
un momento preciso para cortar el árbol y evitar esas tentaciones: La tarde del
seis de enero. Por la mañana el árbol ha amanecido rodeado de regalos y se puede
decir que recogerlo es como ver abandonar a un futbolista su carrera en el
mejor momento. Es mérito de María movilizar a los mellizos para guardarlo con
cuidado justo esta tarde.
Veo
que todas las cajas se van llenando con las bolas y que, al final, ninguna se
queda vacía. Debe ser el primer año en el que no se rompe nada. Devolvemos la
navidad como la recibimos. Algo hace clic.
Al final voy a por la escoba para barrer las agujas de plástico que han caído del árbol. Como el peluquero después de cortarme el pelo.
Al final voy a por la escoba para barrer las agujas de plástico que han caído del árbol. Como el peluquero después de cortarme el pelo.
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