Cuando
termina de repasar para el examen del lunes de biología, Daniel me pide que lo
acompañe a cortarse el pelo. El peluquero está libre, así que no tenemos que
esperar. Por detrás lo quiere al tres, por arriba más corto y el flequillo, el
flequillo, como lo vaya viendo, decide sobre la marcha. El pelo del peluquero
me recuerda al de Marcelo. Coge el peine con tres dedos de la mano izquierda,
como si fuera una regla, y con la derecha va dando retoques. Con esos ajustes,
Daniel ve cómo su pelo recupera el orden, como si éste fuera el paso lógico después de haber hecho lo mismo en su cabeza con el tema del examen.