martes, 22 de noviembre de 2016

La invulnerabilidad de Bale



Cuando hago la fotografía por la mañana, el hombre con la carretilla que camina justo por debajo de la imagen de Bale de la tienda de Adidas (podría haber sido la de Marcelo o la de James) es solo una coincidencia. Unas horas más tarde, en el momento en el que Bale se retira lesionado en el minuto 57 del partido contra el Sporting de Lisboa, la coincidencia se convierte en una señal.

Le puede llevar dos meses recuperarse de la operación de la luxación traumática de los tendones de su tobillo derecho. Durante todo ese tiempo pasaré por delante de la tienda para ver los vídeos que pasan de él en varias pantallas. No jugará contra el Barça, ni contra el Dortmund, ni lo hará en Japón, pero yo podré detenerme para disfrutar de esas imágenes en las que, elevado por la estética de la publicidad, se encuentra en esa zona a la que nunca podrán llegan los tacos de Coates.

sábado, 18 de junio de 2016

Osos o neones



Osos o neones : “Me gustaría deslizarme sobre unas raquetas en el Oeste canadiense, como Graham Boer, el buscador de oro, el héroe de mi artículo, clavar las estacas y balizar los árboles con un hache en valles helados. ¿Tendrá mujer e hijos ese Boer? Un tipo que se enfrenta al grizzly y a temperaturas de menos treinta grados no se muere de asco en un supermercado a la hora en que todo el mundo hace la compra. ¿Acaso es ése el lugar de un hombre? ¿Puede alguien circular por estos pasillos llenos de neones y de packs, sin ceder al desaliento?” 

Recuerdo el párrafo de la escena que abre “Felices los felices”, de Yasmina Reza. Parece que la elección tuviera que ser entre osos o neones, pero yo tengo en la lista de hoy varios artículos escritos por Lucía. Me gusta su letra. Prácticamente toda la comunicación escrita que me llega de ella es a través de Whatsapp, así que agradezco que gracias a la compra tenga este mensaje a mano dirigido a mí, aunque sea aséptico. No me importa. Me pone de buen humor seguir sus indicaciones como si, una vez completadas, fuera a tener un premio sorpresa.

miércoles, 1 de junio de 2016

Lágrimas de futbolista



Lágrimas de futbolista : Los chicos del peto amarillo tratan de seguir las indicaciones de un entrenador que no deja de gritarles cómo hay que proteger el balón. Me parece bien que se les enseñe las reglas. Me parece mal que se lo tomen tan en serio. No sería un entrenador muy de fiar yo. Hoy me habría dedicado a ensayar con ellos los penaltis después de ver cómo se decidió el ganador de la última Copa de Europa. Quizás a estas edades haya que hacerles creer que uno posee el suficiente talento, la suficiente fuerza, el suficiente amor propio como para no tener que llegar nunca a la prórroga y, menos aún, a los penaltis. Aún así, los practicaríamos y, después, representaríamos la parte de las lágrimas. Las lágrimas, chicos, tienen que ser más grandes que aquellas de quienes os han visto perder. Ensayaríamos las lágrimas y las posturas de la desolación. Todos tumbados en el suelo, o arrodillados, o caminando con la cara entre las manos. 

miércoles, 25 de mayo de 2016

El rancho de los elefantes



El rancho de los elefantes : Los maniquíes, detrás de las cierres de los escaparates, tienen hambre. Entre ayer y hoy han adelgazado un poco. Basta con prestar un poco de atención para ver cómo reaccionan cuando llegan los primeros camiones cargados de mercancía, que avanzan despacio por la calle, esperando que se aparte el ciclista, el abuelo que lleva de la mano a la nieta, el vendedor negro de kleenex que saluda en inglés a un conocido de traje y corbata, la chica que corre como si tuviera un precipicio a ambos lados, el tipo con gafas de sol que parece desorientado por la luz, yo. Los camiones se van parando y empiezan a entregar las cajas de ropa por debajo de los cierres metálicos, sin cuidado, como si alimentaran a los elefantes. 

miércoles, 4 de mayo de 2016

Una copa menos para la undécima



Una copa menos para la undécima : El hombre se queja de que haya partido en el Bernabéu porque lo nota en el local. Reacciona a algo que ve al mirarme y de lo que no soy consciente y añade que él es madridista. Pero. Me sirve una copa de “Cortezada”, de Fedellos do Couto, que acompaña con dos trozos del queso que va a formar parte de una cata para veintidós americanos que llegan a las ocho. Se van a llevar buena impresión, le digo. Miro el reloj. Debería marcharme ya al estadio, pero está el vino y el cuidado con el que va colocando los distintos quesos en la bandeja. Ayer cayó el Bayern y hoy le toca al Manchester City, los dos de países cerveceros. La mencía de la copa como parte de la estrategia.

martes, 3 de mayo de 2016

La humildad de los adictos



La humildad de los adictos : La que lleva un rato atendiendo en el mostrador le dice a la recién llegada que no manche mucho. La nueva golpea uno de los mandos de la máquina de café para vaciarlo, sigue golpeándolo, lo llena, coloca una taza pequeña y aprieta un botón. Después coge la taza, a la que se le cae el café por todo el borde, y la deposita sin plato encima de una bandeja. La veterana me dice que me puedo llevar mi pedido sin añadir dónde puedo coger un sobre de azúcar y una cucharilla. No importa. Ya lo hago yo.

martes, 12 de abril de 2016

Un pasillo de silencio



Un pasillo de silencio : Justo antes de que Ronaldo tire la falta con la que va a marcar el tercer gol del Madrid, Keylor Navas cruza el campo para decirle algo. Todo el estadio le grita cómo lanzarla. Cuando llega, Keylor se cubre la boca con el guante mientras le deja caer al oído unas pocas palabras precisas, como esas gotas de aceite caliente que nos echaban cuando teníamos otitis. Después regresa corriendo de espaldas, sin perder de vista cómo se prepara la falta. 

lunes, 11 de abril de 2016

La pompa de jabón



La pompa de jabón : Hay una limpieza básica, la que realizan los barrenderos regando estas calles con el agua a presión de sus máquinas y el paciente barrido posterior. El paseo de los niños hacia el colegio, acompañados por su padre o su madre, con un bocadillo en la mano y una frase como “te voy a meter en una pompa de jabón para que no te escapes”, realiza otra limpieza. Por dentro.

lunes, 4 de abril de 2016

La hora fija



La hora fija : Una lluvia que sabe que vas a rendirte tú primero. Una lluvia de mil páginas dispuesta a llenar los tiestos, a empapar las carteras, a ocultar los socavones. Una lluvia que se estira en los atascos, que se frena en los cruces, que se comunica a través de los paraguas. Una lluvia que permanece todo el día fija en una hora. Es una lluvia en la que solo sobreviven los zapatos elegantes.

martes, 22 de marzo de 2016

El primer paso de una buena manicura



El primer paso de una buena manicura : Al pasar junto a la pescadería "Campanero" escucho el sonido metálico de unas tijeras abriendo tripas, cortando aletas. Es una invitación a afrontar así las primeras horas del día, cuando hay que separar cuanto antes lo que sobra. Sin matices ni dudas. Luego ya habrá tiempo para cambiar a las tijeras pequeñas y dedicarse a la manicura de los últimos momentos del día.

jueves, 10 de marzo de 2016

Bombones para los primeros auxilios



Bombones para los primeros auxilios : Quizás porque ya la historia de sus antepasados sea tan interesante, en su casa solo tienen cabida aquellos objetos que vienen con una biografía sugerente. Siéntate en el sofá del salón que da a la calle y fíjate en ese agujero de la pared. No es un agujero cualquiera: vino un hombre enviado por una oferta del banco a colgar una lámina de una fea escultura griega. Hizo un agujero tan profundo que traspasó la pared y llegó hasta el baño de la vecina, una mujer de ochenta años que les dijo que mirad lo que ha pasado, hijos. El cuadro se cayó horas después. Ahí está, encima de la mesa con el cristal partido. Y por ese agujero escucharon una tarde los gemidos de la mujer. Profundos, largos. Placer o agonía. Para descubrirlo, fueron a verla con una caja de bombones para disculparse por lo del agujero. La mujer les abrió la puerta sofocada. Les dio las gracias y al rato volvieron los gemidos. Mientras me lo cuenta, me sirve unas aceitunas que ha traído de un pueblo de Zaragoza. Las acompaña con un vino que me sirve tapándome la botella. ¿Qué te parece?. ¿A que es bueno?. Sí que es bueno. Un euro y medio, me dice. La botella no lleva etiqueta, claro, porque no la necesita si a continuación me va a contar cómo la descubrió.

sábado, 27 de febrero de 2016

Felicidad bajo cero



Felicidad bajo cero : Hace frío y el viento provoca que las pelotas se desvíen y no golpeen la pared donde se las espera. El profesor lo advierte. Se baja la braga para gritarlo y se la sube para continuar con la clase. Doy saltos en el mismo sitio para entrar en calor. En un descanso, mientras recogen las pelotas, el profesor se acerca. Me cuenta que su padre todos los sábados le llevaba a jugar al fútbol a pesar de que él sabía que era malo. Su padre parecía feliz. Sábado tras sábado hasta que el tercer año llegó un entrenador nuevo y se lo dijo claramente. Es cierto: estoy helado, pero no se me ocurre mejor sitio que éste.

sábado, 20 de febrero de 2016

Victoria sin combate



Victoria sin combate : Antes de que empiece el torneo de judo, Daniel, con un abrigo encima del judogi, se da una vuelta por el aparcamiento. Cuando descubro por dónde hay que entrar esta vez (la organización es una prueba más) y voy a buscarlo, me señala la huella perfecta de una hoja en el cemento. Parece la pisada de un haiku. Es posible que, si no llevara el judogi, no lo hubiera descubierto. Pase lo que pase sobre los tatamis, va a ser difícil superar esto.

lunes, 15 de febrero de 2016

Palabra de James Salter



Palabra de James Salter : Por los dos euros que pago aquí por el café podría tomarme dos en el local de la mañana. Pero no tendría esta mesa barnizada, ni la vista del quiosco, con las revistas y los periódicos expuestos, ni los dos bombones que me trae la camarera, ni la charla de fondo de las dos señoras que se están tomando el té, ni las risas de las dependientas detrás de la barra. Después de sopesarlo todo, considero que éste es un escenario adecuado para seguir con la lectura de “Quemar los días”.

miércoles, 3 de febrero de 2016

El otro lado



El otro lado : La puerta está tapiada. Los goznes a la vista. Encima de la superficie se ha dibujado un grafiti que parece la contraseña que necesitas para poder traspasar la puerta. Quizás baste con que el índice recorra las letras. ¿Por qué no creer que su efectividad se probó, lenta y cuidadosamente, sobre una espalda y que en un momento fue posible pasar al otro lado?.

martes, 2 de febrero de 2016

La risa contagiosa



La risa contagiosa : La camarera termina todas las frases con un “mi amor”. Está sola en la barra y no tiene un momento de descanso: le firma un albarán a un hombre, cobra a una chica y me mira a los ojos para saber qué quiero desayunar. Repetir “mi amor” parece la forma que tiene de calmarse. Me sirve el café y, con una jarrita metálica en cada mano, me pregunta cómo quiero la leche. Las barras tardan un poco, me dice. Cojo el periódico que ya ha sido leído varias veces y me siento junto a una ventana. En la peluquería de enfrente trabajan tres hombres que parecen idénticos. Calvos, con barba y tirantes. Un cliente, sentado en una silla, no para de reírse. No dejo de observarlo. Todavía no sé qué titular trae el periódico. “Mi amor”, oigo a mi espalda, “mi amor”.

lunes, 1 de febrero de 2016

La clave secreta



La clave secreta : La puerta principal al polideportivo es la que se encuentra al final de la rampa. Por ahí se debe entrar y salir. Y ésa es la que usamos los padres cuando acudimos a esperar que nuestros hijos terminen la clase de deporte. Vemos cómo recogen el material que han utilizado. Los de judo apilan las colchonetas del tatami. Los de hockey juntan las barreras de plástico que han usado para delimitar el campo de juego. Los padres miramos todo relajados, sin prisa: esta era la última obligación del día y aquí estamos. Nada urgente nos espera. Parece llegado el momento de que la realidad deje de ser útil para mostrarse sugerente. En esa puerta del polideportivo que siempre está cerrada y que hoy, entornada, derrama sobre la noche una luz contundente que esconde una invitación personal. 

domingo, 31 de enero de 2016

Goles en contra



Goles en contra : Es a partir del cuarto gol del Madrid cuando me doy cuenta de que ya no me siento capaz de celebrar los que estén por llegar con idéntica ilusión. Sé que al estadio se viene a festejar todos los goles con la misma intensidad, pero a mí me cuesta mucho mantenerla en estos partidos con resultados tan abultados. Estoy acostumbrado a encuentros en los que hay más equilibrio y donde la diferencia de tanteo no es tan grande. A partir del tercero, empiezo a sospechar que esto no es un partido normal, que hay alguna norma que se ha roto y que lo que veo es otra cosa. Debe ser cosa mía, porque cuando marcan el cuarto soy el único de mi zona que se marcha. Ya en los alrededores, todavía desiertos, pienso que había que irse de un estadio no solo cuando el equipo no juega a nada, sino cuando se dan las condiciones para que los goles caigan fácilmente, sin oposición. El quinto y el sexto llegan cuando estoy en el metro.

domingo, 3 de enero de 2016

Consignas perfectas



Consignas perfectas : ¡Ah! Estamos ya en los días en los que los melancólicos rascan los muros para recuperar las pintadas que el tiempo sabiamente había cubierto de pintura. Lo nuevo, nos dicen, no está encima, sino debajo, al fondo. Melancólicos, nostálgicos que llevan las camisetas de conciertos celebrados hace muchos años. Pero prefiero que los muros anuncien giras actuales  y que, en vez de con proclamas utópicas, se cubran con el dibujo de una sonriente mujer mostrando sus detallados pechos.

sábado, 2 de enero de 2016

El lastre que nos empuja



El lastre que nos empuja : La bicicleta que está aparcada junto al bar tiene marchas y ruedas gruesas. Es de las que aquí en el pueblo se usan para recorrer los caminos, pero a ésta le han colocado en la parte de atrás una caja grande de madera con pegatinas del Madrid. Un gran escudo y, más pequeñas, unas cuantas figuras de jugadores: me gusta el mensaje implícito de que el club está por encima de las personalidades. Elevando un poco más el nivel de interpretación me resulta sugerente esa imagen de que toda afición supone una carga sin la que siempre nos imaginamos más rápidos. Esa tarde de domingo que los demás atraviesan ligeramente a nosotros se nos vuelve impracticable mientras el marcador va en contra. Hasta que llega la remontada.

viernes, 1 de enero de 2016

El esfuerzo que hará falta



El esfuerzo que hará falta : En el pueblo es posible saber con qué partes para empezar el año. Basta un paseo para hacer el inventario. El montón de madera junto a la pared blanca, por ejemplo. Puedes calcular hasta cuándo te durará y tratar de imaginar cuánto quieres que haya crecido el año que viene en estas mismas fechas. Y con esos números, es posible medir el esfuerzo que te hará falta durante el año. En la ciudad, este ejercicio se detiene en el primer paso porque nada se deja atrapar por la precisión en la medida.