sábado, 30 de abril de 2011

Objetos


(Entre paréntesis, como algo que se cuenta pero no se explica : una raqueta de pádel, el tapón del suavizante, una pinza de madera, la tortuga de plástico que Daniel encuentra dentro del tubo de una sombrilla, el carro de la compra, la cáscara de un huevo en el cubo de la basura, una entrada de cine, la goma con la que Lucía se hace la coleta, el mazo con el que Daniel golpea a los gatos que se asoman, la copa de vino)

De nuevo, esa forma tan adulta que tiene Lucía de tirarse el pelo hacia atrás después de ajustarse la coleta con la cinta, como si repitiera el mismo gesto hecho por miles de mujeres antes que ella. Las aves saben cómo, cuándo y hacia dónde emigrar. Cada uno lleva la historia dentro, esperando salir en un gesto, en éste de Lucía, por ejemplo. La observo fijamente y ella, una vez satisfecha con su coleta, me mira algo molesta, como si hubiera roto la intimidad entre ella y esas mil mujeres.

-¿Qué?

viernes, 29 de abril de 2011

"El Museo de la Inocencia", de Orhan Pamuk


Kebal es un joven millonario turco que sale con Sibel, la hija de un diplomático jubilado. Un día, Sibel se fija en un bolso y Kebal se fija en Füsun, la mujer que le vende el bolso. Se fija demasiado en la dependienta, se enamora y se acuesta con ella. No sé si en este orden. Sibel gana un bolso y Kebal una amante.

La vida le sonríe a Kebal entre sábanas calientes. Tiene que decidirse entre una de las mujeres y, tal vez por ese sopor que le llega al cuerpo agradecido, deja que sea el tiempo el que decida. Algo comprensible cuando uno tiene el instinto más que satisfecho. El tiempo es un poco cabrón y primero le quita a Füsun y después a Sibel. Kebal se queda solo, el sudor seco de las sábanas ya no huele tan bien y Orhan Pamuk tiene ya una excusa para llenar seiscientas cuarenta y una páginas.

641 páginas.

¿A quién persigue Kebal? Cuando huele el rastro en las sábanas, todos sus órganos, cabeza incluida, señalan hacia Füsun. Pero Füsun primero desaparece y luego vuelve a asomar la cabeza como una mujer ya casada que vive con su marido en casa de sus padres.

641 páginas, repito.

Son muchas páginas para tan poca historia, porque el bueno de Kebal se dedica, durante ocho años, a ir a cenar a la casa de Füsun, con sus padres y su marido.

Y ya está. Queda por contar el cinco por ciento de la historia, pero no voy a ser tan cruel.

Así que, básicamente, ahí tenemos a Kebal, sentado en la mesa de la familia de Füsun, listo para cenar con ellos, ver la tele, beber raki y dar de comer al canario de la jaula, Limón. Noche tras noche durante ocho años.

Con estos detalles, los habrá que prefieran sentarse frente a un botijo a ver si florece antes que leer el libro. Yo mismo, sin ir más lejos, pero lo fundamental es cómo llena Pamuk, al que un día le dijeron que se fuera para Suecia, que le iban a dar un Nobel, el hueco que hay entre esa historia y las páginas que necesita para contarla. Unos dirán que no logra llenarlo de nada. Yo, desde mi posición como mamífero de sangre caliente, os digo que aquí hay literatura porque, básicamente, hay una mirada.

Pamuk lleva gafas, lo que ya es una buena pista.

Como Pamuk se concede 641 páginas para contar esta historia que podría viajar bien protegida en una sillita de 150 páginas, se da el lujo de detenerse en todo, sobre todo en los objetos. Seguir a Pamuk es como pasear con un niño de cinco años por una calle llena de jugueterías. Todo lo quiere ver. Al principio uno se puede cansar, sobre todo cuando ve que la calle tiene más de seiscientos números, pero al leer a Pamuk todo ese temor desaparece y uno mismo se para a su lado para mirar.

Como la única forma que Kebal tiene de estar cerca de Füsun es poseyendo los objetos relacionados con ella, durante ocho años se dedica a robar todos los que puede. A la cleptomanía por el amor, cogiendo tanto lo que ella tocó como lo que estaba en la escena para su particular museo.

Una horquilla, una pequeña cuchara de hojalata, un salero, un cucurucho mordisqueado, una botella vacía de gaseosa, un reloj de pulsera marca Buren, un pañuelo de cuando era niña, un dedal, un botón, una bobina de hilo, una barrita naranja de pastel, una caja de cerillas, un perro de porcelana, un rallador de membrillos, una baraja, un frasco nuevo de colonia Pe-Re-Ja, 4.213 colillas, un biquini azul o un conjunto de botones de madera.

¿Y todo esto para qué? Pues para enfrentarse al concepto de Tiempo tal y como lo define Aristóteles, que también tiene su sitio en esta novela de seiscientas cuarenta y una páginas. Si uno piensa en el Tiempo acabará deprimiéndose, pero si se detiene en los momentos presentes que une ese Tiempo, la cosa ya cambia.

“Los momentos que llamamos presente, tal y como me ocurría en los días en que empecé a ir a cenar a Çukurcama con una mera sonrisa de Füsun, a veces nos dan felicidad suficiente para un siglo” (Página 354).

Y, para Kebal, no hay mejor manera de recueprar esos momentos que la de conservar los objetos asociados a ellos.

“Los objetos que nos quedan de los momentos felices guardan con mucha más fidelidad que las personas que nos hicieron vivir esa dicha el placer de su recuerdo, sus colores, sus impresiones táctiles y visuales” (Página 98)

Así que lo que empieza como una novela de sábanas calientes y sudor en la espalda, acaba convirtiéndose, después de desarrollarse en una paciente y larga historia de amor, en una lucha por mantener vivos algunos instantes.

Detrás está Estambul, sus calles, los golpes militares, la religión, las presiones sociales, la relación con Occidente y unas cuantas cosas más para que la historia no sea un futón que se apoye directamente en el suelo. Hasta llega a aparecer una mención al sacrificio de Abraham que adquiere todo su sentido con ese final que, ni siquiera ya al final del post, pienso desvelar.

Como resumen diré que, como lector, merece la pena dedicarle tiempo este libro porque uno sale de él cambiado. Que sea mucho o poco depende de la propia susceptibilidad a los golpes de viento, pero hay que ser una piedra para no notar, al final, que el eje de uno se ha desplazado algo. Como escritor, hay capítulos, como “4.213 colillas” o el impresionante “A veces”, que siempre estarán ahí cuando uno necesite algo con lo que afinarse en esos días en los que las palabras salen secas y sin sonido, como tocar el piano con la tapa puesta.

jueves, 28 de abril de 2011

El hombre que no podía dormir


Este es el título del cuento de esta noche : “El hombre que no podía dormir” :

Nada más nacer, los padres descubren que su hijo no duerme. Como durante el día siempre está descansado y activo, todos, incluido él mismo, se acostumbran y acaban aceptándolo como algo normal. El hombre que no puede dormir aprovecha para leer, para dibujar, para aprender idiomas. Se convierte en el más listo de la clase, curso tras curso, hasta que llega a la Universidad y una chica llamada Irene le pregunta si alguna vez ha soñado.

-No – responde el hombre que no podía dormir.
-¿Nunca?
-Nunca.
-Yo ayer soñé que tenía tres elefantes. Uno me llevaba al trabajo, otro de compras al mercado y con el último iba al cine

En este momento se detiene la historia del hombre que no podía dormir. Lucía tiene una pregunta :

-¿Y si iba a una tienda, qué elefante se llevaba?

Poco queda ya de esa Lucia que, durante cientos de noches, se duerme nada más escuchar el “había una vez”, dejando que sea Daniel el que escuche la historia hasta el final. Ahora Lucía disfruta desmontando el cuento. Ante una frase como la de Ana María Matute : “Créanse mis historias porque me las he inventado”, Lucía se reiría, quizás con razón : si saco yo una hada en un cuento es posible que Lucía enrolle un álbum de Hello Kitty y la estampe contra la pared.

Le gusta colocar en la vía del tren varias preguntas para que la historia se frene. Las respuestas tienen que ser razonadas y esta noche no es una excepción. Si no me esfuerzo, no podré continuar con la historia del hombre que no podía dormir.

-¿Por qué tiene tanto morro el elefante del cine? Sólo tiene que hacer algo una vez a al semana y el del trabajo tiene que ir todos los días.

Así es Lucía, así son los cuentos ahora. Ayer vino del colegio con un diploma que le dieron por resumir un cuento que les conté una noche. “Por el excelente trabajo presentado en el concurso de cuento”. No le dio mucha importancia, como si para ella todo esto de la literatura fuera algo secundario.

Cuando mis explicaciones sobre la situación laboral de los elefantes la convencen, se queda en silencio para que el tren vuelva a arrancar :

El hombre que no podía dormir decide meterse en la cama hasta que se quede dormido. Pasan los días sin que lo logre. Vienen periodistas a entrevistarle, amigos a darle consejo, madres a ofrecerle diferentes brebajes para probar. Ninguno funciona. Él cuenta y cuenta ovejas, pensando que nunca se dormirá

Hasta que una noche (creo que nos gustan las historias porque siempre hay un hasta que) a Irene, que ha estado pendiente de él, le lee unos cuentos. Él escucha atentamente las historias. Todas le parecen aburridas, pero hay algo que le atrapa : el tono de voz de Irene al leer es completamente distinto al que tiene normalmente. Es un tono al que poco a poco se va abandonando hasta que, por primera vez en su vida, se queda dormido

Lucía y sus preguntas se duermen. Daniel y su miedo a desvelarse se duermen. Y yo pienso en ese final : como al protagonista del cuento, no me importa lo que se dice, sino cómo.

miércoles, 27 de abril de 2011

Gracias, Wolfgang Stark

Estaba el partido bastante aburrido, tieso y seco, como si no hubieran regado a los jugadores. Yo también me notaba un poco lejos de mí, dándole vueltas a dos o tres temas sin demasiado interés, como encontrar un número de teléfono en un trozo de papel y jugar a adivinar de quién es.

Gabriel Byrne : Yo sé por qué.
Yo : ¡Hombre, Dr Paul Weston!.
Paul Weston : Te lo diré. Estabas empachado por la final de la Copa y nada atraía tu interés.
Yo : Pues va a ser que sí, ahora que lo pienso. Muchas gracias, Dr Weston.
Paul Weston : Me marcho a la consulta. Con casos como el tuyo los episodios de mi serie durarían menos que la introducción.

Joder con el doctor Weston. Qué manera tan educada de llamarme simple.

Paul Weston : Si lo quieres definir así.

Total. El Bernabéu. El partido. Y yo en una especie de viaje astral doméstico, sin alejarme mucho de mí mismo. Abajo los jugadores iban a lo suyo, pero sin muchas ganas, como si ellos también estuvieran dando vueltas alrededor de sus entrenadores, enredados en todas las palabras dichas en los días anteriores. Para entendernos : lo que tenía que ser una competición en una piscina limpia, con sus calles bien delimitadas, se estaba convirtiendo en un baño en una zona llena de algas, en plan mar de los sargazos. Los piratas saben de qué hablo.

Hasta aquí, la exposición, que le vamos a dar a esto una estructura dramática. El partido se habría quedado en eso, como si tuviéramos a una abuela hablando en un escenario de todo lo que ha comprado en el Mercadona, si no hubiéramos tenido sobre el césped a don Wolfgang Stark. El señor Stark sabe mucho de teatro

Gracias, señor Stark.

El señor Stark (Wolfang para los amigos, que los tendrá), viendo que los jugadores no juegan, que yo ando haciendo turismo astral con la poca iniciativa del que se sube a un autobús y se deja llevar, que el césped está seco, que el público se mete con la pobre Shakira, que falta el gol, que el fútbol se encoge en sí mismo como un caracol dentro de su caparazón, que una portada con 0-0 no vende ejemplares, que el Bernabéu se vuelve un poco apático, que las mocitas madrileñas no sonríen y que Mourinho se pasa bastante tiempo en el banquillo, reacciona y le da un empujón a la obra para que pase al nudo.

Tarjeta roja a Pepe.

Dani Alves también sabe bastante de teatro. No sé si el señor Stark (Wolfang para los amigos) y el señor Alves (Dani para los amigos) estarán en la misma compañía de teatro en sus horas libres. En el mundo del teatro hay de todo.

Es lo que en un guión se llama el plot : el momento en el que las cosas cambian. Y cambian mucho. Yo, por ejemplo, regreso de mi viaje astral, de mi apatía, y noto cómo desaparece el empacho que notaba. En casos como el mío, nada mejor que tomarse una tarjeta roja del famosos doctor Stark para volver a sentirse a tono

Al ver la tarjeta roja, me viene a la cabeza una letra de El Ultimo de la Fila : "¿Por qué esas flores raras, crecen en la acera para ti?. Volveré a cogerlas, sabes, no me acostumbro a estar sin ti”. Y pienso en Pepe y, sobre todo, en la Copa de Europa, que se aleja un poco. Pero es que estamos en el nudo y en el nudo pasan estas cosas.

Basta con asomarse a la platea para ver que en el escenario se desarrolla una tragedia. El señor Stark sabía muy bien a quién echar, como si siguiera un guión. Es muy listo el señor Stark. El tema del nudo estaba en el césped y en nuestras gargantas, porque a Ronaldo parece que le hubieran entregado el guión de otra obra. Va a lo suyo.

Y si ha habido exposición y nudo, era cuestión de tiempo que llegara el desenlace. Esto lo sabía Aristóteles y también lo sabemos nosotros. Y hasta los jugadores del Madrid y los del Barça. Sin Pepe en el campo, toda la obra se le ofrecía a Messi para que marcara sus goles.

Uno.

Y, después, con algunos todavía agarrándose la cabeza con las manos, el segundo.

Así que sólo puedo tener palabras de agradecimiento para el señor Stark por haberle dado una forma dramática a lo que tenia la tensión de un partido de petanca. Si no estuviera ya cogido, titularía a esta obra “Uno de los nuestros”.

martes, 26 de abril de 2011

Por un estilo de vida activo y saludable

En el envase del Minute Maid Duofrutas Tropical que me tomo a las 18:12 leo “Es recomendable seguir una dieta variada, moderada y equilibrada, así como un estilo de vida activo y saludable”. Me gustaría saber qué porcentaje de gente que se ha tomado hoy un Minute Maid Duofrutas ha leído este mensaje. ¿Habrá algún estudio en el departamento de Marketing encargado de diseñar la etiqueta con esta información?

Son las cosas en las que pienso mientras me lo bebo. No tengo otra cosa a mano para leer.

Me hago más preguntas.

¿Por qué la dieta tiene tres adjetivos y del estilo de vida sólo se dicen dos cosas?

¿Al hablar de estilo de vida no nos estamos refiriendo también a la dieta, por lo que, en el fondo, se repite lo mismo?

¿Cuánta gente es capaz de establecer la diferencia entre moderado y equilibrado y demostrarlo con un ejemplo de dieta que sea moderada pero no equilibrada y otra que, siendo equilibrada, no pueda considerarse moderada?

¿El orden en el que se escribe variada, moderada y equilibrada implica la importancia que tienen respecto a la dieta o es que salieron así?

¿Por qué se empieza con ese “es recomendable”, escrito como el que lanza balones fuera en vez de “Recomendamos que”, que sería más directo y próximo?

¿Se escribe el mismo texto en todos los países?

¿Por qué se escribe algo tan obvio?

¿Habrá alguien cambiado su estilo de vida y su dieta después de leer esto?

¿Es normal que me haga tantas preguntas sobre esto?

Si una frase como ésta plantea tantas dudas, no sé si tiene sentido enfrentarte a la realidad con la misma disposición : “Reestructuración de terciopelo : el FMI, el BCE y la UE irán a Grecia”. Pensar la realidad lleva mucho tiempo y es posible que uno no encuentre las explicaciones que necesita conforme se va haciendo preguntas. Entonces, ¿para qué?

Pues para matar el tiempo, que hay días con más minutos de los que uno necesita. O para orientarte, aunque la brújula cambie cada vez que la mires.

lunes, 25 de abril de 2011

Cuenta 140 : La bandeja


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las siete primeras. A la final pasa la segunda.

1- Al fin le habían descubierto. En la bandeja que había pasado el monaguillo, entre monedas y un billete arrugado, había unas criadillas.

2-Cuando las hojas cubrían la bandeja, el mayordomo entraba con ella en la mansión y anunciaba la llegada del otoño.

3-Pegamento en barra, celo, tijeras de plástico. El cirujano, por temas presupuestarios, vaciaba en su bandeja el plumier de su hija.

4-Los revolucionarios le entregaron un cuchillo al lacayo del palacio que les recibió. Al rato, lo devolvió en una bandeja, ensangrentado

5-La cenicienta recogía en una bandeja los platos sucios del Vips. Ya sabía que los que la esperaban a partir de las doce no eran príncipes.

6-Se imaginaba como Blancanieves, pero tenía que aceptar que la rutina de ese bar de Sol la había convertido en esa bruja que veía reflejada

7-Cruzó Madrid en metro para merendar con su abuela. Algún lobo silbó. Ya en su cuarto, antes de despertarla, vio el bote vacío en la bandeja.

8-Sólo pagaba las facturas que reclamaban hombres. El resto las dejaba en la bandeja por el placer de escuchar esas tensas voces femeninas.

9-Mi padre nos animaba a dibujar en los sobres de las facturas de la bandeja. Un día desapareció, pero las facturas siguieron llegando

10-Tenía pasión por todo tipo de volantes. El destino se había quedado con el detalle: había acabado con una bandeja redonda en las manos.

domingo, 24 de abril de 2011

Bollo de hojaldre en forma de media luna


Una pequeña revelación. La respuesta a la pregunta : ¿Dónde está el domingo?

Aquí : en el croasán de chocolate que me presentan sobre un trozo de pizarra negra, en el cortado servido en una pequeña taza de porcelana con partes decoradas en color verde, en la luz que cae sobre un hojaldre alargado expuesto en el escaparate, en la gente que se queda mirando hacia el interior de la tienda, en la dependienta a la que se le cae un huevo grande de chocolate envuelto en celofán.

-¡Ah, parece que no se ha roto!
-Qué bien.
-Ah, no, aquí está roto.

En la música de Enrique Morente que sale de un pequeño equipo de música, en la mesa de madera en la que me tomo el cortado, en las migas que caen del croasán (con las migas que dejo encima de la mesa, a pesar de ser cuidadoso, creo que podrían hacerse dos croasanes), en la conversación de un hombre que viene a llevarse un encargo que se lleva en una bolsa con cuidado, con mucho cuidado y en las notas que tomo sobre la partidas de la ducha que eché ayer con Lucía.

La ducha es la versión infantil del ahorcado. Esta lista debería haber sido el centro del post de ayer, pero el cansancio me impidió ver lo más obvio. No es el colesterol lo que nos atrofia, ni los triglicéridos. Es el cansancio el que se va acumulando, capa sobre capa, hasta que al final somos incapaces de dejar pasar lo sutil y acabamos atrofiados.

Esta mañana, en esta pastelería, escribo lo que me gusta de esas partidas con Lucía :

-Fijarme en sus dedos, finos y largos. Con esa promesa que tienen los dedos finos y largos.
-Pillarla haciendo trampas. Ver cómo disfruta, más que pensándolas, al verse descubierta.
-Ver los paletos cuando ríe.
-Leer las notas que escribe cuando gana : "fenomenal Lucía".
-Aceptar sus cambios de normas para que se adapten a lo que quiere en cada momento. Para que la palabra "móvilmuybonitomuybonito" sea válida.
-Ver cómo se alegra cuando pierdo.
-Ver cómo de alegra cuando gana.
-Descubrir lo pequeñas que son las líneas que escribe.
-Detenerme en el detalle del agua que cae de la ducha.
-Observarla, toda seria, haciendo la línea que hace para separar un juego de otro

Escribo esas diez frases mientras me tomo el cortado. Antes de llegar a esta cafetería y de sentarme en el momento justo, en el sitio justo, ante el desayuno justo, me encuentro con diez profecías en la tienda Lemo que hay en Argensola.

1-¡Deja el yugo digital atrás!
2-¡El retorno de la suerte!
3-¡Espera lo inesperado!
4-La belleza de la vida real
5-Originalidad, autenticidad, eternidad.
6-¡Mira dos veces!
7-¡Déjate llevar!
8-La modernidad es analógica
9-Un trillón de sitonías analógicas te están esperando.
10-¡El futuro analógico es el paraíso!

No sé si el futuro analógico es el paraíso, pero estar sentado aquí, con este croasán de chocolate y este cortado sí es la mejor manera de aprovechar un domingo por la mañana. De hecho, es probable que los domingos por la mañana hayan sido creados para poder tomarse un croasán como éste con un cortado como éste en un sitio como éste : Pomme Sucre (Barquillo, 49)

Toda esta publicidad es gratuita, claro. Somos pobres porque somos honrados.

sábado, 23 de abril de 2011

Insurrección


En El País de hoy, un titular anuncia el retorno del panfleto. “Textos cortos, combativos y contundentes plantan cara a la crisis. El superventas ¡Indignaos! Es solo la punta del iceberg de un movimiento que reclama cambios urgentes.”

Después de ¡Indignaos!, se publica otro libro Reacciona.

Es el camino hacia la insurrección, supongo. Pero a mí, cada vez que pienso en esta palabra, me viene a la cabeza “Enemigos de lo ajeno”, de El Último de la Fila. Eso de que grandes personalidades vengan ahora a decirnos qué hacer, que, básicamente, es lo que ellos no pudieron o no quisieron hacer desde su posición de poder resulta deprimente.

Y, puestos a deprimirse, prefiero hacerlo disfrutando del “Enemigos de lo ajeno”. E iniciar esa insurrección que comienza cortándose el pelo una y otra vez.

10 canciones formaban el "Enemigos de lo ajeno", de El Último de la Fila :

-Lejos de las leyes de los hombres.
-Insurrección
-Mi patria en mis zapatos
-Aviones plateados
-Zorro veloz
-Las palabras son cansancio.
-Soy un accidente
-Los ángeles no tienen hélices
-No me acostumbro
-¿Para qué sirve una hormiga?

Era bueno entonces y lo sigue siendo.

viernes, 22 de abril de 2011

Un antes y un después

En La Vanguardia leo las manías de varios escritores : Las voy a unir todas para hacer ahorrarme tiempo.

Comerme una manzana antes de empezar a escribir (Fernando Aramburu) , ponerme un mono de trabajo (Gabriel Garcia Márquez) , sentarme con el portátil en medio del barullo doméstico (Clarice Lispector) , meterme una pata de conejo en el bolsillo (Hemingway) , beber té(Almudena Grandes) , escribir con dos dedos (Quim Monzó) , escribir en verde (Pablo Neruda) , ver cine diariamente (Guillermo Cabrera Infante) , encender una vela (Isabel Allende) y escribir como mínimo dos folios al día (Saramago).

Después de esto, habrá un antes y un después.

jueves, 21 de abril de 2011

Paseo literario por Villamayor

En Villamayor puedes seguir la ruta literaria de los carteles callejeros : "FAGB solicita ayuda para la compra de una casa. Todos los que estén dispuestos a ayudarme, pueden ingresar el dinero que estimen oportuno en la cuenta de CMM :", "Todo el que quiera meterse en el cultivo ecológico del olivar, que se pase por la cooperativa lo mas breve posible. Se recomienda a todo aquel que tenga mas de tres hectáreas de olivar.", "Creación del Museo Taurino de la centenaria plaza de toros de Villamayor de Santiago. Todo aquel vecino que tenga fotografías, carteles u otro material que pueda ser expuesto en el mismo, puede llevarlo a la Biblioteca hasta mediados del mes de marzo.", "Queso oveja 1Kg curado Aproximadamente 7,70 unidad.", "Extraordinaria corrida de toros : Finito de Córdoba, Antonio Ferrera, Sergio Serrano.", "Industria de marroquinería y encuadernación precisa personal preferiblemente mujeres.", "PAC 2011 Régimen de pago único. Como siempre, comprometidos con tu trabajo. Confíanos la tramitación de la PAC.", "Concierto domingo de resurrección : La Alhambra, El cantor del arriero, López Odero, Playas de Estepona, The Lord of the Rings, Jesús Christ Superstar, Cordilleras de los Andes, Himno de Villamayor de Santiago.", "Transport Pachete. Pachete Peste 30 Kg. Se ridica de la domicilio.", "Diario As : Campeones"

miércoles, 20 de abril de 2011

El camino al revés

El camino al revés : Si mezclas fosfato potásico y estabilizadores E-414, E-445 y aromas y citrato sódico y ácido cítrico y cloruro sódico y ácido ascórbico y fosfato cálcico y agua y azúcar ¿qué tienes?

Las marcas están ahí para que no tengas que hacerte estas preguntas : La bebida para deportistas oficial de los Juegos Olímpicos.

Me termino la lata, la tiro a una papelera y vuelvo a pensar en el partido de esta noche, que es de lo que se trata.

martes, 19 de abril de 2011

La nave calavera


¿Qué hago hoy que merezca la pena? Más bien poco. Una pena de día. Uno de esos días que no dan mucho de sí, como el pollo asado del menú, con más hueso que carne. Rebañas por aquí, por allá, pero nada…

¿Qué hace Daniel que merezca la pena? : La nave calavera. Una idea compleja. Lleva dos días con ella y me cuenta su proceso por teléfono. Una de las cosas que más me gusta de Daniel es el poco tiempo que hay entre su deseo de pintar algo y de ponerse a hacerlo. Su ahora es ahora, sin matices ni excusas.

Ayer : La nave es blanca, tiene una calavera y cuatrocientos misiles que todavía no ha dibujado. Mañana, añade, le dibujará los detalles.

Hoy : La nave calavera tiene dos formas de acabar con la nave de Diego, que es más grande, lo que no significa que sea mejor :

-Ya verás por qué mañana – me dice Daniel.

La primera manera es metiendo miedo : los ojos de calavera que le ha dibujado infunden terror y si ese terror no es suficiente, y aquí aparece la segunda forma de acabar con el enemigo, tiene doscientos misiles para acabar con la de Diego. Por qué ayer había cuatrocientos y hoy doscientos es un tema que pasa por alto

-La de Diego tiene cuarenta o cincuenta misiles – me dice. No está muy seguro porque sus servicios secretos deben tener informes contradictorios acerca de la nave de Diego.

La nave de Diego tiene dos pilotos. La suya, ninguno. Dice ninguno y parece arrepentirse.

-La mía tiene a Darth Vader de piloto – improvisa.

Para crear su nave, ha tenido que unir dos. No me da más información. Aquí se queda un rato en silencio. Tal vez piense que no merece la pena contarlo por teléfono si la voy a ver mañana.

-Y se me ha mojado por la mañana, pero ya está seca. Se me ha caído agua de un vaso.
-¿Y los detalles que ibas a pintar?
-No se los he pintado todavía. A lo mejor la dejo blanca.
-Muy bien.
-Ya hemos hablado mucho. Hasta mañana

Quiere acabar con la nave de Diego, pero creo que más grande que ese deseo es la admiración que siente por ella. Mañana tendremos que construir nuestra particular área 51 y desmenuzar la nave de Diego hasta aprendérnosla de memoria. Sólo así la nave calavera podrá imponer su ley.

lunes, 18 de abril de 2011

Cuenta 140 : La chimenea


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las siete primeras. A la final pasa la tercera.

1-Hundieron la chimenea de la fábrica cerrada y la convirtieron en un pozo en el que la gente lanza monedas para pedir trabajo

2-No podía haber mejor pista. Aquella fábrica sólo vendía humo.

3-Aquella chimenea se convirtió en el nuevo faro para todos los pescadores que se quedaron sin trabajo.

4-Tras una noche de tascas, le costaba andar por las calles: "¡Mi cagoentó lo que chi menea!"

5-Cansados de la rutina, los renos convencieron a un Papa Noel desorientado por el alcohol de que ese pozo era una chimenea bajita.

6-En los buenos tiempos del XIX, un capitalista podía recorrer Europa saltando de chimenea en chimenea.

7-¡Tantos domingos jugando a la sombra de la chimenea de la central y ya no llevamos la merienda! Mi madre y yo cazamos moscas con la lengua.

8-Quemó la colección de su padre por autores, fotografiando el humo que salía por la chimenea. La serie se exhibe en la Biblioteca Nacional.

9-Las golondrinas que anidaban en la chimeneas mantenían vivo ese pueblo abandonado.

10.Eso era para él la inspiración : una lagartija subiendo rápidamente por una chimenea.

domingo, 17 de abril de 2011

Semana santa


20:30 Con niños : La bañera está llena, la mesa del salón tiene juguetes, la televisión de la cocina está encendida, la televisión del salón está encendida, preparamos unos huevos revueltos para cenar, escuchamos cómo juegan o se pelean en el baño, el periódico está en la mesa sin tiempo para leerlo, la puerta de la terraza está cerrada, comprobamos que sus mochilas tienen lo necesario para clase, dejamos su ropa lista para que se la pongan mañana.

20:30 Sin niños : La bañera está vacía, en la mesa del salón sólo están los mandos, la funda de las gafas y “Velocidad de los jardines” (impresionante), la televisión de la cocina está apagada, la televisión del salón está apagada, María no va a cenar y yo seguramente pique algo de pavo, la casa está en silencio, he podido leerme varios artículos del suplementos de Negocios (curiosamente, no se dice nada de Portugal, como si se quisiera tapar lo que ha pasado con el tema del rescate del FMI), la puerta de la terraza está abierta y yo escribo desde la pequeña mesa que tenemos ahí, no hay mochilas junto a la entrada, su ropa está amontonada, lista para planchar.

sábado, 16 de abril de 2011

No hay nada igual


Es la primera vez que me voy al Bernabéu con cinco libros. Cinco son excesivos, lo sé. Uno o dos pueden ser útiles cada vez que el Barça anuncia un cambio y el sustituido sale andando tranquilamente del campo (que algo de cariño le tendrán cuando se toman su tiempo) y llega el momento de sacar de la bolsa “Velocidad de los jardines” y leérselo, porque sólo tiene ciento cuarenta y una páginas y te da tiempo a terminarlo.

-Pues ya está. ¿Quién ha salido?

Y en el siguiente cambio empiezas “Ventajas de viajar en tren”, que también anda por las ciento cuarenta y nueve páginas. Cierras el libro y ves a Pep recibiendo al que abandona el campo con algún gesto bien estudiado, nada de la frialdad con la que Mou pasa de Abelda cuando el colegiado le expulsa

(Los árbitros levantan más la mano con una roja que con una amarilla. Ahí se delatan. Les gusta)

Algún malpensado dirá que llevo cinco libros porque es un número que tengo grabado en el inconsciente. Puede ser. He visto el cincuenta en bastantes sitios : en un anuncio del McDonald´s hablando de las ventajas de una hamburguesa de los cincuentas o en el cincuenta por ciento de descuento que ofrecía una pizzería. Por poner dos ejemplos.

Pero lo del cinco con los libros no ha sido premeditado. Antes del partido me voy de librerías a buscar esos libros que ya están un poco sucios y que tienen pinta ya de abandonados : “A bordo del naufragio”, de Alberto Olmos (1998), “Ventajas de viajar en tren”, de Antonio Orejudo (2000), “Ya no pisa la tierra tu rey”, de Cristina Sánchez-Andrade (2004) o los que han salido en edición de bolsillo : “Deseo de ser punk”, de Belén Gopegui (2011) o “Velocidad de los jardines”, de Eloy Tizón (2008)

Compro cinco libros y cinco más se quedan para la próxima vez : “Sangre a borbotones”, de Rafael Reig, “Chet Baker piensa en su arte”, de Vila-Matas, “La niebla, tres veces”, de Menchu Gutiérrez, “Vive o muere”, de Anne Sexton y “La brújula de Noe”, de Anne Tylor.

Así que, mientras calientan los jugadores, empiezo con “Velocidad de los jardines”. Y me encuentro con frases como ésta : “A esa hora, en el otro extremo del mundo, una espiga cae tronchada por el peso de la calma” (Página 19). Dejo la lectura ahí

Y trato de meterme en el partido, lo que es muy fácil. Sólo hay que dejarse llevar porque no hay nada igual a un Madrid-Barça (Excepto otro Madrid-Barça, lo que no es bueno cuando uno ya va acumulando bastantes). Te das toda la inercia que puedes hasta que descubres a un Madrid con un juego conservador. Sale un partido algo bronco, seco, limitado, como si la consigna fuera mostrar los menos recursos posibles. Aunque el partido termina en empate, creo que el ganador es el Madrid porque logra imponer su criterio.

Chillo, grito, insulto, aplaudo, pero no me engaño con lo que veo. No hay fútbol. Ni en un lado ni en otro. Seguiría con “Velocidad en los jardines”, pero me da vergüenza sacar el libro. Es probable que la cámara que, colgada de cuatro cables, se mueve por encima de nosotros se fijara en mí.

-Ese tipo está leyendo.
-¿El Marca?
-No, un libro.

Tremendamente sospechoso. Por eso sigo con la frase de la espiga en la cabeza. Hay cambios, pelotazos, dos penaltis, una expulsión, un balonazo de Mesi, una gran jugada de Ozil, un árbitro poco justo, y, como he dicho, bastantes insultos. Mañana estaré ronco.

El mejor momento del partido se da cuando todos tratamos de entrar en el metro. La gente va resignada. No es mal resultado empatar con un jugador menos. Pero el tema central es que ha habido muy poco fútbol. Una de las máquinas se rompe y la gente empieza a bromear.

-Hasta aquí llegan los tentáculos del Barcelona.

El encargado de controlar a toda la marea que tiene que pasar por los tornos se pone nervioso :

-Vayan a la derecha, a la derecha…bueno, es mi derecha, así que se trata de su izquierda. Vayan todos a la izquierda, por favor.

“Caer tronchado por el peso de la calma”. Ésa sí que es una buena frase.

viernes, 15 de abril de 2011

Burrata


Son las 0:31. Estoy cansado. Ahora, en la terraza, hace frío. Se termina el día y no tengo un tema claro. Hoy sólo han leído diez páginas del blog. Tengo “El Museo de la Inocencia” esperando que siga con él. Podría escuchar entero el “Under the pink”, de Tori Amos. O revelar alguna fotografía de las cientos que tengo en Raw. O ver a la gente que entra y sale del pub de la esquina. Tengo pendiente de ver “The cove”, que anda grabado por algún disco duro. No me vendría mal dormir más.

¿Y entonces, qué?.

Pues seguir escribiendo, claro. Este es el momento al que hay que llegar. Hay que olvidarse de todo y esperar. Esperar. Porque de esta espera va este blog.

Esperar.

Dejar que el día se asiente para ver qué destaca. Algo que se salga de lo obvio, porque todos sabemos qué fotografiar cuando tenemos delante una puesta de sol desde la cubierta de un crucero. Y si no lo sabes, te lo recuerdan las postales. Si no tienes esa puesta de sol, ni un crucero bajo tus pies, sólo queda esperar..

Y entonces surge la burrata. Ese plato que hoy nos sirven en un restaurante italiano en el que vamos a celebrar que hace once años nos casamos. Podría haber escrito de la boda, pero de eso no va este blog. El objetivo debe ser este día. Y dentro de este día, esa burrata.

Pensábamos que nos la servirían en un plato, con dos rodajas de tomate. Por eso nos sorprende que el camarero disponga un salero, un pimentero y una pequeña jarra de aceite. Lo hace como si interpretara como una instrucción la definición que de disponer da la Rae : Colocar, poner algo en orden y situación conveniente.

-Ahora se la preparo.

Y vuelve después con la burrata en un plato. La burrata es una especie de bolsa de queso de la que sale, en su parte más estrecha, una pequeña bola más densa. El camarero quita esa bola primero. Después, con cuidado, rasga la bolsa por cuatro partes y la abre para que se derrame el queso que guarda dentro. Coge con cuidado el salero y echa la sal. Añade después la pimienta. Y, en último lugar, el aceite.

Se toma su tiempo, como si fuéramos los novios de una boda y quisiera que todo estuviera en su sitio, perfecto. Parece olvidarse de que su sueldo quizás no pague esa dedicación, del hecho de que estamos en un italiano, de que los enanos no dejan de pelearse por unos cromos que han traído, de que hay más mesas que esperan sus platos. Por un momento tengo la impresión de que ha sido él el que ha hecho esa burrata. Cuando termina él mismo se ha convertido en la definición de disponer.

Una vez lista, la coloca en el centro. Y entonces todos comemos directamente del plato.

En “El antólogo”, Nicholson Baker explica, a través del protagonista, por qué hay gente que escribe un poema. Un razonamiento que también sirve para explicar por qué otros pintan cuadros, o componen una canción, o crean un plato, o escriben un cuento. Lo añado por si, como a nosotros, la burrata os sabe a poco :

“Mi clase magistral tuvo un momento agitado. Les dije que copiaran poemas, y que empezasen por decir lo que verdaderamente querían decir, y que leyesen en voz alta sus borradores poniendo acentos extranjeros, y que limpiasen sus despachos, y que colocasen dos pilares sustentadores cuando metiesen sus libros en una caja, y describí lo que es intentar recopilar una antología y lo chalado que me había vuelto, y me oí sonando más o menos como un poeta profesional. Lo cual me dejó estupefacto.

Y entonces un hombre de unos cuarenta o así me preguntó, con acento francés, ¿Cómo adquiere usted la presencia de ánimo necesaria para iniciar la composición de un poema?. Y algo se descerrajó en mi interior, y por fin dejé de atesorar mi secreto más útil y se lo revelé. Es el único secreto que nunca ha dejado de ayudarme durante todos los años que llevo escribiendo. Dije, “Muy bien, se lo voy a decir. Me pregunto algo sencillo. Me pregunto: ¿Cuál ha sido el mejor momento de tu jornada ?” Lo que en ello había de maravilloso, les dije, era que esa mera pregunta tiene el don de entresacar de mi vida exactamente aquello sobre lo que me va a apetecer escribir un poema. Algo de cuya importancia no había sido consciente surgirá y flotará frente a mí, y dirá soy yo, yo soy el mejor momento de la jornada. Me fijé en que había dos personas apuntando lo que estaba diciendo. Suele ser, proseguí, el momento en que estás esperando a alguien, o yendo en coche a algún sitio, o tal vez estés simplemente atravesando en diagonal un aparcamiento mientras admiras las manchas de aceite y las formas caprichosas de las manchas de alquitrán. Una vez ocurrió cuando estaba pasando en coche, por delante de cierta casa cuyas tablillas resplandecían a la luz del sol, y luego me sumí en las sombras que los árboles proyectaban y derramaban sobre el parabrisas. Y pensé, Ah, claro, se me había olvidado. Vosotras, sombras en el parabrisas, sois el mejor momento del día. “Y ese es mi secreto, ni más ni menos”, dije. Me miraron todos y yo les miré a ellos. Yo era el maestro. Yo era la autoridad. Y entonces dije, “Bien es verdad que a mí no me ha ido demasiado bien. Mi primer libro estaba bien. Pero ya saben lo que dijo Amy Lowell. Dijo, "La poesía es un oficio para jóvenes.”” Y entonces rompí en sollozos.

No me extraña que lo llamen romper. Es una súbita torsión de los labios y una explosión de líquido detrás de los párpados. Todo lo que está dentro sale de pronto. Es verdaderamente un hecho físico. Los sollozos te dejan literalmente temblando. Afortunadamente no duró mucho.

Pedí perdón y sorbí los mocos y restregué mis ojos con los puños y me serené. Entonces me aclaré la voz y dije, más ceremoniosamente “Y esto es todo lo que sé”. La clase abrió paso a una cena fría en la Sala Rimbaud.”

“El antólogo” – Nicholson Baker – Página 220

jueves, 14 de abril de 2011

Kling Klang, Klockan Solar


Subiendo al coche para llevar a los enanos al colegio no sé que hoy va a ser el día de Ana Laan. Estoy a punto de descubrirlo cuando les pregunto.

-¿Habéis hecho click? ¿Los dos?

Que es una manera distinta, perezosa y de cara B de referirse a la original : ¿Os habéis atado los cinturones?. Una pregunta de la que me cansé hace tiempo y que he sustituido por ésta. Más aburridas que las normas, puede ser la manera en que se nos presentan.

-Sí – me responden.

Y entonces, no sé por qué, empiezo a cantar el inicio de una canción de Ana Laan. Algo que suena como “cling, clang”, que no sé si es sueco (aunque nació en España, de padre gaditano y madre holandesa, se crió en Suecia e Inglaterra ) o una onomatopeya del ruido de las primeras gotas gruesas de una tormenta cayendo en un cubo de metal. Construyo el arranque de la canción con esas dos palabras, primas hermanas del click, clak del seguro de los cinturones.

Queda así inaugurado el día de Ana Laan y todavía no hemos salido del garaje.

A los dos las palabras les hacen gracia y juegan con ellas, repitiéndolas, moviéndolas como esa esfera de plástico que María trajo ayer a casa de un curso de stress con una pequeña bolita metálica que había que hacer pasar por extraños túneles de plástico.

(El stress desaparece cuando, incapaz de hacer nada con la bola, sueltas un taco - Cojones está bien - , la lanzas contra algo blando y te dedicas a otra cosa)

Me piden que les ponga la canción, pero tengo el iPod vacío como una nevera al volver de vacaciones : unos cuentos de Esther de Lorenzo que nos sabemos de memoria y temas de Metallica. Vaya mezcla. Con eso poco puedo cocinarles a los enanos. Sus ganas de escuchar la canción son tan grandes que mi impotencia (musical). Les digo que la pondré en casa y así la reconocerán.

-No – me mienten – La sabemos.

Y empiezan a improvisar tonterías. Unas tonterías que le sientan muy bien a esta mañana de jueves soleado, víspera de vacaciones. Víspera, una palabra que no conviene agitar. Yo también improviso y, viendo a un hombre que hace ejercicio, les digo a los enanos que le miren. Si te fijas en la parte superior, tienes a un hombre corriendo, sudando, agotado. Si bajas la mirada, ves dos piernas avanzando lentamente, como si las zapatillas estuvieran hechas de plomo. En otra parte debe haber un corredor con cara de paseo y las piernas a la velocidad del clembuterol.

-Como siga así, le pilla una abuela policía.

La imagen les hace gracia, mucha gracia, demasiada gracia. Con tonterías como ésta creé al hombre gordo, un personaje al que le he tenido que dedicar demasiados cuentos. He vivido esclavo del señor gordo hasta extremos que harían ridícula la queja de Conan Doyle respecto a Sherlock Holmes.

Después de dejar a los enanos, camino del trabajo recuerdo que escuché a Ana Laan en una entrevista en Radio 3 y que me gustaron tanto sus respuestas, su voz, y ese buen humor que mantuvo durante todo el programa, que me dije que tenía que oír sus temas. Y dí con “Chocolate and Roses”. Un gran disco. O un gran CD, que ya no sé cómo se dice.

“Me gusta siempre hacer canciones con nombre de comida. El disco anterior se llamaba Orégano y entonces a veces cuando venía gente a los conciertos me traían orégano. Entonces he deciddo subir un poco la categoría a Chocolate y Rosas, a ver si…el próximo igual se llama caviar”

Decido dejar el coche en el aparcamiento del Corte Inglés. Como tardan en abrirlo, busco en el iPhone alguna noticia sobre ella. Me encuentro con "Vindaloo", el vídeo de su nuevo disco “Sopa de almendras”. Alegre y optimista, a pesar de que no ha encontrado distribuidores para su disco y lo tiene que vender en su web.

“Desde el empaquetado del disco hasta el envío a casa de quien lo compra, todo pasa por mí. Es una locura, aunque venda todos los ejemplares, no recupero lo que me ha costado. Que no tenga distribución ha sido un golpe bastante duro, pero finalmente lo he aceptado, es lo que hay"

Como tiene muy pocos vídeos de sus canciones, me busco las letras. Cuando tengo un hueco en el trabajo las voy leyendo, recordando así la música.

“Please don´t talk, my mind is out for a walk. Just go and touch me” (Paradise)

“Puedo ser extraordinaria en la cocina o en la cama. Triple X. Exigentemente extraña, exquisita o excéntrica cada dos por tres. Excedida y expectante, exabrupta y excitable, ya lo ves. Soy exacta y exaltada, fácilmente exasperada. Qué le voy a hacer.(Ex)

“Yes, say yes. Seize the day and the night. Uncorck that bottle of wine". (Chocolate and roses)

“Cuando no escuches mi voz. Cuando te falten mis pasos. I won´t be here. You´re gonna miss mis abrazos. Fui the best thing in your vida. No lo supiste ver. I´m gonna heal mis heridas. Voy a dejarte my friend. Me echarás de menos. Pedirás de rodillas que te deje volver a mí” (Me echarás de menos).

Además de recordar las canciones de Ana Laan, hago cosas productivas : me seco lentamente las manos, contesto el teléfono en cuanto suena, redacto un mail en inglés con el cuidado con el que se le prepara la cama a un enfermo, sigo con la vista a las tres chicas que cruzan lentamente el paso de cebra, respondo “Perfecto. Muchas gracias.Saludos” en dos mails, pago la comida con un vale de 4.50, una moneda de 50 y otra de 20 (me guardo los 10 del cambio en el bolsillo), me fijo en el nudo perfecto de la corbata de un compañero, leo los comentarios a la frase de Zapatero "España es un poderoso trasatlántico. Estad tranquilos", firmo tres contrato y su copia (la chica me señala doce veces con el dedo dónde tengo que hacerlo), y abro la ventana y escucho un rato el ruido de la fuente , que suena a verano.

Las tres chicas, por fin, llegan al otro lado de la carretera.

miércoles, 13 de abril de 2011

A mordiscos

Será cosa de los genes o del inconsciente colectivo, ése que, según Jung, nos vincula con el hombre de las cavernas. El caso es que estamos cenando todos en la cocina. Hoy he preparado muslos de pollo con salsa y Daniel se está comiendo uno a mordiscos, manchándose la boca, la cara, el vaso de plástico con el zumo, el pijama y todos los sitios en los que pone la mano. Le miro y verle comer me da energía también a mí. Cosas de los genes, ya digo.

Si nuestros antepasados hubieran salido a cazar y regresaran a la cueva con un plato de barritas de merluza de capitán Findus (ahora más crujientes y aún más sanas si las preparas al horno) es probable que, como padre, nos sintiéramos satisfechos al ver a nuestros hijos comer pescado sin espinas. Pero no. No hace falta ir a Wikipedia para saber que entonces no había barritas del capitán Findus ni bollos de Bob Esponja y su puta madre. Había animales que era preferible matar antes de cocinarlos y dárselos a tus hijos. Y supongo que cuando la caza se daba bien y un padre veía a sus hijos comer carne con las manos, manchándose todo, en alguna parte del cerebro quedaba grabada esa escena para las futuras generaciones con un claro mensaje subliminal : si ves a tu hijo hacer esto, es que eres buen cazador y mejor padre

Y ahí se queda el mensaje, enterrado y calladito porque ves a tus hijos comer filetes de pollo empanado, sopa, tortilla a la francesa o barritas del capitán Findus. Todo bien masticado. Todo bien servido. Todo bien llevado a la boca con los correspondientes cubiertos. Cumples con la cultura y cumples con la publicidad.

Pero tú te quedas más bien frío porque también hay que cumplir con el hombre de Cromagnon que llevamos dentro, ése que nos mira desde el espejo el lunes por la mañana antes de que nos afeitemos la barba del fin de semana. Y esa comunicación, vía genes, es imposible si hay cubiertos de por medio. Así que fuera cubiertos. Y nada de sándwiches de pavo sin grasa con lonchas de queso, o croquetas de cocido o empanadillas de atún. Hay que poner en la mesa algo que se pueda comer con las manos y que esté lleno de salsa. Una salsa espesa, densa, con sabor.

Y, enfrente, un niño con hambre. Y ya está. Mírale comer y escucha cómo esa vocecilla del pasado te repite que eres buen cazador y mejor padre. Que el pollo lo compres en bandejas de Mercadona y la salsa te la den los de Maggi no importa. Ya sabemos que lo más primitivo tampoco le hace ascos a la silicona.

Daniel muerde, traga, ensucia, habla con la boca llena y yo le miro manteniendo bien lejos el papel de cocina. Su voracidad convierte la cocina en una cueva. Pone cara rara y me mira.

-Se me va a caer este diente, Tom, y me va a salir Max.

Es la primera vez que escucho a alguien darle nombre a sus dientes. Igual es algo que hacías si eras un Cormagnon, como una manera de evitar que se te cayeran. ¿Y que más nombres tienen los dientes?

-Loli, Tobby, Tomy, Lilo, George, Antonio (Que se convertirá en San cuando se caiga) y Tosty.

Lucía, que nos ha pedido que le hagamos trozos con el pollo, se lo va comiendo con sus cubiertos. Si quisiera relacionarme con lo más civilizado que tengo, me fijaría en ella, unos siglos por delante de Daniel, pero empiezo a estar cansado de tanta civilización. Hoy Daniel me ofrece justo lo que necesito. Con pena veo que termina. Con más pena aún le digo que se vaya al cuarto de baño a limpiarse las manos y así regresar al siglo XXI.

martes, 12 de abril de 2011

¿Para qué sirve un ángel?


Camino del coche, a la salida del trabajo, me dedico a leer los anuncios que me encuentro. Ya que he ganado dinero y dispongo de tiempo para mí, quiero saber en qué puedo gastar los dos.

Julia Roberts me invita a que me gaste el dinero en Lancome, los del Orale, me dicen que no, que me vaya a su restaurante, los del Corte Inglés, que me lo piense mejor y me dé un paseo por sus ocho días de oro, los de Axe niegan todo lo anterior para insistir en que me dé desodorante y que lo comparta (“Hasta los ángeles caerán”), los de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, curiosamente, me dicen que me lo gaste en cualquier cosa menos en cocaína (Sabes dónde empieza la diversión pero no dónde puede acabar), los de Pozuelo se anuncian a sí mismo con una fotografía de José Mercé diciendo que en Pozuelo está en la gloria, los de la exposición “Cielo y Tierra” me sugieren que emplee mi tiempo en ver todo el arte sacro que tienen que ofrecerme, la modelo de Desigual no ofrece nada en general aunque la sugerencia sea bastante particular, otra exposición sobre Alejandro Magno trata de que me asome a ver qué es lo que queda de esa excursión a lo bestia que se montó el discípulo de Aristóteles, y, por último, en un gran cartel leo algo sobre el día del juicio el 21 de Mayo “Clamen a Dios fuertemente”.

Muchas cosas que hacer. Pienso en todo ello y descubro que cuatro de ellas hacen referencia a temas religiosos : los ángeles de Axel, la gloria de José Mercé, el arte sacro de la exposición y la sugerencia de que, por si acaso, reces un poco, por lo que pueda venir. No está mal para un país laico.

En el colegio de los enanos, la alternativa a la clase de religión era una hora de estudio. Había que elegir entre que, con seis años, empezaran a manejar el concepto de Dios o hacerles sentir fuera del grupo sentándoles en una silla frente a un libro. Optamos por la opción de la religión como mal menor, a pesar de que sabía que llegaría el momento en el que tendría que morderme la lengua.

-Yo sé quién es tu padre – me dice Lucía una tarde.
-El abuelo Paco – le digo.
-No. Dios – me contesta.
-No – le digo – Dios no es mi padre.

Lucía me mira tranquilamente, con la seguridad de quien sabe que va al colegio a aprender frente a alguien que hace mucho tiempo que fue al colegio. Podría decirle muchas cosas sobre Dios, pero creo que esto es como coger un juguete al que le acabas de pegar unas piezas. Es mejor a que se seque para probar su resistencia.

Es necesario que tengan conocimientos de religión para entender la cultura en la que se van a mover. Esos cuatro anuncios son un buen ejemplo. Si no sabes nada de ángeles, por ejemplo, y ves su anuncio, puedes pensar que los ángeles están ahí para que te los folles después de echarte Axe por todo el cuerpo.

Aunque, bien pensado, no sé si para la religión es peor esa visión de los ángeles de Axe o la idea que un niño de seis años va a hacerse de Dios, un concepto del que yo, con cuarenta y un años, y toda la vida en colegios religiosos, no sé bien qué decir.

Creo que voy a probar el Axe ése. ¿Habrán sacado un modelo especial para cada una de las nueve categorías de ángeles?

lunes, 11 de abril de 2011

Cuenta 140 : La sombra


Desde Octubre del año pasado, en El Cultural, el suplemento de El Mundo, Montero Glez conduce un concurso de microrrelatos. Cada semana se propone un tema con la condición de que las historias presentadas no sobrepasen los 140 caracteres y los lunes se publican las finalistas.

De las diez que escribo, mando las nueve primeras. A la final pasa la séptima.

1-Mujer elegante y misteriosa, a la derecha tenía el armario de sus vestidos, a la izquierda, el de las sombras.

2-Con cincuenta años y una fortuna gastada en psicólogos, su sombra infantil seguía sin crecer.

3-Sólo su sombra era mas fría que ella.

4-En la marcha hacia el frente, las sombras de los soldados se iban despidiendo de todo aquello en lo que se posaban

5-En un segundo esquivé la bala cuya sombra acabó con la mía, dejándome vivo pero incompleto.

6-Animados por ese ruido desconocido, los niños de la aldea perseguían con palos las sombras de los bombarderos.

7-Vivía sin prisas. Sentado en el banco de la plaza, cuando su sombra alcanzaba la taberna se levantaba para el primer vino.

8-La vi por la calle, pero no la encontré a la altura de la película que, de noche, proyectaba en su cortina y yo terminaba en mi cama.

9-Durante meses, el sol fue lo único que regó los campos en una extraña cosecha : sólo las sombras de los árboles dieron frutos.

10-El Emperador eligió para la misión suicida a aquellos pilotos que habían logrado desprenderse de su sombra.

domingo, 10 de abril de 2011

El 10 de Abril : 2002-2011

2002 : Veo el partido del vuelta de semifinales de la Copa de Europa con mis padres en su casa. Un partidazo que se resuelve en el segundo tiempo con dos golazos de Helguera y de Guti. Eso es lo que anoto, pero no recuerdo nada de ese partido. Nada. Es el año que el Madrid gana la novena Copa de Europa en Glasgow con el famoso gol de Zidane de volea. Un gol del que se analizó todo, hasta ese gesto de cogerse los pulgares antes de golpear el balón.

Real Madrid: César; M. Salgado, Helguera, Hierro, R. Carlos; Figo (Geremi, m. 87), Makelele, Zidane, Solari; Raúl y Morientes (Guti, m. 80). Bayern: Kahn; Kuffour (Pizarro, m. 74), Linke, Kovac, Lizarazu; Salihamidzic, Hargreaves, Effenberg, Jeremies (Fink, m. 84); Elber y Santa Cruz. Goles: 1-0. M. Helguera remata con el cuerpo, en la boca de gol, un centro de Roberto Carlos. 2-0. M. 85. Guti, al recoger un rechace a disparo de Raúl.

2003 : Me marcho a los cines Verdi a ver “La copa”. Un cuento que no da más de sí, pero eso de que sea un budista el que lo ruede hace que la idea, supongo, se venda bien por el mundo. La primera película en tibetano que veo. Entonces, las películas no se estrenaban al mismo ritmo con el que íbamos al cine y muchas veces no había nada que ver. Hoy, ocho años después, soy incapaz de recordar algo de la película. Los Verdi, afortunadamente, siguen ahí. La programación de hoy es : "En un mundo mejor", "La mujer con la nariz rota", "Madmoiselle Chambon", "Inside Job", "Happy thank you more please". Algunas de las que ahora exhiben las veré cuando las estrenen en televisión.

2004 : Termino “El dictador y la hamaca”, de Daniel Pennac. No recuerdo ni una palabra, pero tampoco es importante. Pennac, para mí, será siempre sinónimo de Malaussène. Una de las sagas con las que más he disfrutado leyendo. Un estilo que volví a encontrar en Fred Vargas y, particularmente, en el personaje de Adrian Danglard

2005 : Voy al Bernabéu a ver al Madrid contra el Barça : 4-2 .Un partido interesante el del Madrid. Voy con mi padre, mi hermano y mi cuñado. Cosas de la vida, es el último Madrid-Barca que veré con mi padre en el Bernabéu.

Real Madrid : Casillas,Míchel Salgado, Helguera, Roberto Carlos, Pavón, Gravesen, Zidane : 2-0 Min 6 (Cambiado por Celades – min 90), Beckham, Raúl : 3-1 Min 45+1 (Cambiado por Solari – min 84), Owen : 4-1 Min 64 (Cambiado por Figo – min 81), Ronaldo : 1-0 Min 19

Suplentes: César (p.s.), Mejía, Raúl Bravo, Figo, Solari, Celades, Portillo, Borja

Barcelona : Víctor Valdés, Belletti, Puyol, Oleguer, Van Bronckhorst, Márquez, Xavi, Iniesta, Giuly (Cambiado por Maxi López – min 65), Ronaldinho : 4-2 Min 72, Eto'o : 2-1 Min 28 (Cambiado, lesionado, por Damiá – min 77)

Suplentes: Jorquera (p.s.), Sylvinho, Navarro, Rodri, Gerard, Damiá, Maxi López

2006 : Es lunes, dos días después de la muerte de mi padre. Estoy en el banco con mi madre y mi hermano para arreglar papeles. La nueva directora de esta sucursal, con la que ha trabajado mi padre toda su vida, pensando que, llegado precisamente este momento, nos tratarían bien, se porta como una hija de puta. El anterior director, que era con el que mi padre trataba, ya no está aquí. A veces, ser una buena hormiga no te sirve de nada.

2007 : Veo un episodio de House, de una chica que ni siente ni padece. Me duermo antes de que termine, así que no me entero de por qué ni siente ni padece. Hoy, cuatro años después, vemos el primer episodio de Boardwalk Empire.

2008 : Me despisto un poco en el trabajo y tengo que correr para llegar a tiempo a clase de Silvia, la profesora de Lucía. Sólo quedan dos niños. Lucía, que tiene tres años, ya está lista, con su fino chubasquero rojo ya puesto. Silvia me cuenta que en Cosmocaixa, en la excursión que han hecho hoy, Lucía ha tocado todos los animales.

-Menos la serpiente – matiza.

Lucía ni confirma ni niega. Parece enfadada por haber sido casi la última en ser recogida. Creo que si le pregunto por ese día, sería capaz de recordarlo y de volver a reprocharme que no llegara a tiempo

2009 : Empiezo “Vida y Destino”. He olvidado qué contaba "La copa" y tampoco sabría decir de qué iba "El dictador y la hamaca". De "Vida y destino" sigo recordando muchas escenas. Es un libro que no dejo de recomendar y que pronto volveré a releer.

2010 : Mundo Babel : Programa dedicado a Quim Monzó. Me gusta cómo critica el papanatismo en Barcelona con Gaudí.

2011 : Voy a ver "Gnomeo y Julieta" con los enanos. María aprovecha para ver "Destino oculto". A la salida me comenta que la historia hace aguas y que sólo se salva por la acción. Igual que la nuestra, pienso. Como Daniel parece no fiarse de su propio criterio, quiere saber qué pienso de la película. Me pregunta por ella de una forma indirecta, como viene haciendo desde hace poco tiempo.

-¿Te ha gustado más ésta o "Enredados"?

Por la mañana quería saber si prefería "Los viajes de Gulliver" a "Rango"

Pienso que debería decirle que todas están bien, que siempre hay algo que elogiar. Pero no puedo hacerle eso a una película como "Enredados", así que la coloco en la cima, como a Zidane, dejándole bien claro que el resto está muy, muy por debajo. Incluyendo esta tontería de los gnomos de jardín.

sábado, 9 de abril de 2011

Cómo hacer cine para estrenar

He ido a ver “Invasión a la tierra” a un cine. La chica que me ha vendido la entrada llevaba una camiseta anunciando la película, pero no le ha hecho ilusión que quisiera ver precisamente esa película. Parecía pensar en sus cosas, algo pueril cuando está en juego el futuro de la Tierra.

-¿Fila nueve centrada?

Todavía no he desarrollado la personalidad suficiente para negarme cuando me dicen lo de centrada. Es como si te vendieran el solomillo de las butacas. Digo que sí sin saber si la fila nueve está lejos o cerca del fin de la Tierra. Tampoco sé lo que esta chica entiende por centrada. La madre de Belén Esteban dirá que su hija está centrada, por ejemplo. Y no, creo que no.

Tampoco tengo la fuerza de voluntad necesaria para alejarme del cine de ciencia-ficción, que parece cosa de adolescentes o programadores. Alguien con cuarenta y un años no debería ir a ver estas películas, lo sé, pero me tira ese mundo en el que habitan los Harkonen, los pasajeros del Nostromo, los replicantes o los androides brillantes y pedantes. ¿Y ésta, qué tal?. Vamos a ahorrarnos unas cuantas frases ingeniosas y algo de dinero y os cuento que la película es mala. Muy mala. Pero qué mala es.

Pero ahí está, en una pantalla, y, mientras la veía, pensaba que se podían sacar algunas lecciones para que nosotros aquí, a pesar de las subvenciones, consigamos hacer cine que la gente pueda ver. A continuación voy a poner ejemplos que pueden desvelar el final de la película, cuando los marcianos pierden, así que advierto que el que esté interesado en llegar virgen a la invasión de la tierra, debe dejar de leer.

Estas son mis diez recomendaciones para hacer una película de ciencia ficción española. Ahí vamos:

1-Pon de protagonista a un personaje atormentado: Alguien que estaba a punto de jubilarse y marcharse a casa. Aquí es un sargento con traumas, un pasado oscuro y algo que ocultar. Algo serio que ocultar. Nada del tipo : “Pelillos a la mar”

2-Dedica un buen tiempo a la presentación de los personajes. En plan Arguiñano, cuando nos enseña los ingredientes de la receta. Un grupito humano en el que debe haber soldados a punto de casarse, soldados vírgenes, soldados enfadados, soldados con poder pero con falta de experiencia y soldados bromistas. Ni pocos, para que no nos quedemos sin soldados cuando los marcianos los maten. ni muchos para que, cuando lleven el casco y no se les distinga, no sepas de quién están hablando y si te tienes que alegrar o no de que lo hayan matado.

3-Asegúrate de que no pare la música. En plan boda de pueblo. Que la música empiece al arrancar la película y no pare (no pare) hasta que termine. Más que ver una película, las estás oyendo. No sabes si es buena o mala, pero todo lo que pasa debe ser importante porque le han puesto música. El compositor se habrá tomado dos o tres años de vacaciones. Qué fenómeno. Si editan la banda sonora ocupará más que todas las temporadas de Los Soprano.

4-Piensa global y actúa local. Este es un punto fundamental que debería ir en primer lugar, sí, pero se me ha ocurrido después del tercero, así que se queda en el cuarto puesto. Se trata de poner un título amplio, en plan “El fin del Universo” y luego contar cómo el grupo de soldados se enfrenta a esa amenaza tan grande (que ya es grande el Universo de por sí, expandiéndose cada día un poco más, como el déficit de Grecia) luchando entre Tribunal y Gran Vía.

5-Añade un poco de drama. Aquí hay tensión porque, además de que los marcianos se quieren quedar con nuestra agua para utilizarla como combustible (lo que no me parece tan mal, siempre que no toquen el Ribera), hay un problema entre el sargento atormentado y uno de sus compañeros de batallón. A saber : que en esa misión del pasado del sargento, uno de los hombres que se le murió era hermano de uno de sus compañeros de ahora. Mal rollo. ¿No cuidan esas cosas lo de Recursos Humanos de los marines? Hombre, un poco de atención, que se nos están echando los marcianos encima.

6-Pero qué duros son estos marines... La verdad es que los americanos lo tienen fácil. No dejan los marines de gritar “¡Hurra!” y “¿Rendirse? Un cuerno”. Si no sabes qué hacerles decir, siempre puedes poner un par de muletillas de tipos duros. Y venga a gritar.

7-…Y que tontos son los marcianos. Los marcianos son limitados. Todavía no les ha llegado ninguna sonda espacial con el programa de la alianza de las civilizaciones o un libro de conocimiento del medio, así que llegan aquí disparando y con ganas de arrasar con todo. El tema del diseño de los marcianos puede ser algo secundario, como en esta película, que parecen algún tipo de marisco, con la piel dura y dentro blanditos. ¿Cómo matarles?

-Disparándoles a la derecha del corazón – advierte una veterinaria que anda por ahí.

8-Incluye unos cuantos civiles. Quedan bien al lado de los soldados. Mejor si son inmigrantes, para demostrar que los soldados pelean por ti, vengas de donde vengas. En ese trato con los civiles, se les escapa la única escena distinta de la película : un marine atándole un zapato a un niño. Pero esa ilusión dura poco.

9-Mueve mucho la cámara. Otro punto básico. Al que lleve la cámara, le pones un zapato de tacón en un pie y una zapatilla en el otro. Así no habrá quién estabilice la imagen, pero de eso se trata.

10-Cierra con cualquier final y enciende las luces deprisa. ¿Y cómo acabar con los marcianos? Pues atacando su centro de mando, alma de cántaro. Aquí lo entierran como si fuera un rábano. Y todo lo que habéis escuchado sobre coger el rábano por las hojas es cierto. ¿Por qué no se le había ocurrido al Estado Mayor? ¿No dan eso en West Point? Antes de que la gente empiece a hacerse preguntas, pones la palabra fin, enciendes las luces de la sala y lanzas a los escuadrones del cine a limpiar de palomitas el suelo.

Es infalible. No sé si saldrá una buena película, pero sí se podrá exhibir. Yo estaba ahí, viéndola, creedme.

viernes, 8 de abril de 2011

Tarde de cumpleaños en el McDonald´s

Pasamos la tarde en un McDonald´s con un cumpleaños al lado de gente a la que no conozco. La niña que sopla las velas cumple, por lo que le cantan sus amigas, doce años. No sé si dentro de otros doce se acordará de éste. En mi caso, apenas recuerdo un par de cumpleaños, así que creo que en el fondo da igual donde lo celebres si lo pasas bien : el dinero que uno se gasta en las cosas debería estar relacionado con la posibilidad de recordarlas.

A lo que vamos. Los enanos y yo estamos en una mesa del McDonald´s cenando. Lo suyo sería marcar distancias y criticar el sitio y lo que sirven, lo de la comida basura y todo eso, y elogiar de las espinacas, el tofu y el queso de cabra virgen, pero eso sería mentir para quedar bien y no me lo permitiría un escepticismo capaz de pasar por la guillotina cualquier concepto. Cansa lo de ser tan correcto. Deben ser cosas de la edad.

Así que igual que critico otras cosas, me permito elogiar esta tarde de viernes con mis hijos en este MdDonald´s. Pondría en negrita lo de esta tarde y este McDonald´s, pero sé que tenéis el nivel suficiente como para hacerlo vosotros. Os doy un par de segundos.

Perfecto.

¿Y por qué hablar bien del Mc Donald´s? ¿Me financian? No. Aquí la única financiación que aceptamos es la de los señores de la Fullbright, que todavía no se han venido a pasear por este blog, que ya están tardando. Hablo bien del McDonald´s porque me sale del McPollo y porque tengo diez razones para ello.

Tienen Wifi. Y así puedo ver que nadie me ha escrito y que nadie se acuerda de mí en el Facebook. No importa : aprovecho para actualizar el Angry Birds. Daniel me da la rodaja de pepinillo de su hamburguesa : La única que ponen en su hamburguesa y que él huele antes de morderla. La saca como si sujetara un pez más o menos peligroso por la cola. Me gusta comérmela de un bocado. Así debe ser un padre : alguien que se traga los problemas de sus hijos como un gigante insaciable. Es fácil hacer de padre con un pepinillo. Dos globos : A los enanos, debido al ambiente festivo del cumpleaños, les dan dos globos. Una chica le ofrece uno amarillo a Lucía y cuando ve que Daniel se acerca, se lo cambia por uno rosa para que Daniel se quede con el amarillo. De todo este juego de globos y colores, sólo hay que quedarse con la simpatía de la chica, que está ofreciendo globos y limpiando mesas mientras tú cenas, con lo que entendería que ni sonriera ni se preocupara por los colores de los globos, pero ahí la tenéis, sonriendo. Una sonrisa de verdad, no ese gesto automático que uno hace cuando tiene una cámara de fotos delante. El cumpleaños : Ahí están las chicas, al lado, con cuadernos de Justin Bieber. Se lo pasan bien las condenadas, como si la alegría se alimentara de la propia alegría sin perder fuerza. Esto va , creo, en contra de algún principio de la física, pero esas niñas son capaces de crear sus propias leyes. Si no, no sé qué haces con doce años. La mujer que me llama cariño : ¿Te voy cobrando, cariño? Así, como si fuera mi madre. Si echas de menos a tu madre, o a tu familia, o no te llama cariño tu pareja desde la noche de bodas, ya sabes dónde tienes que venir a cenar. Cuando me toma la tarjeta me dan ganas de regalársela y darle un par de besos. Celtics-Bulls : Lo ponen en una pantalla de alta definición. Como el baloncesto me aburre, puedo mirar la tele si quiero y dejar de hacerlo sin buscar ninguna excusa. Pero mira que nos inventamos juegos absurdos. Unos tirando una pelota a una cesta, otros dando vueltas con sus coches y los del fondo metiendo la bola en una red a base de patadas. Los dedos y la salsa barbacoa: Lucía no me deja coger sus patatas. Ahora tampoco. Ahora tampoco. Ahora tampoco. Cuando se quedan ya frías, me dice que puedo coger las que quiera. A veces siento ya lástima, sin conocerlos, por la lista de novios que pasarán por su vida. Echo encima la salsa barbacoa y me las como con los dedos. ¿Dónde puedes chuparte los dedos sin que te miren mal? Aquí. El sobre de kétchup : Veo a Daniel intentando abrir uno. No es fácil, sobre todo si tienes ya los dedos pringosos. Me gusta ver cómo lo intenta. En la lista de las cosas que un niño de seis años debería haber hecho habría que incluir ésta. Lo intenta por varios sitios, lo muerde con cuidado. Al final sale un pequeño chorro, como si en vez de un agujero hubiera provocado una grieta. Pero da igual. Logra vaciar el sobre, que es de lo que se trata. Beautiful girls : Se marchan las chicas del cumpleaños llevándose a sus padres y los globos que decoraban el local. Es el momento de las quinceañeras, como esas tres que se acercan al mostrador. Pantalones muy cortos y bolsos largos que golpean contra sus muslos. Recuerdo entonces a la Natalie Portman de Beautiful Girls. Y como dicen que el recuerdo estimula las mismas zonas que se reaccionaron ante la escena inicial, es posible que alguna de esas quinceañeras sea Natalie Portman. Def Leppard : El toque nostálgico lo pone Def Leppard con el “Have you ever needed someone so bad?”.

Nada más levantarnos, la chica de los globos pasa un paño por nuestra mesa, como borrando nuestro rastro. Un esfuerzo inútil, como véis.

jueves, 7 de abril de 2011

Larga vida a los bancos tóxicos


Me tomo un cortado en una cafetería y, para acompañarlo, cojo un periódico. Resulta que es el de ayer, pero no me importa, aunque haya dos razones serias para dejarlo en su sitio:

1-No es muy higiénico. Sería preferible sentarse en un váter en el que no funcione la luz a leer este periódico por el que han pasado muchos índices mojados en saliva.

2-No hay nada más antiguo que el periódico de ayer.

Respecto a lo primero, diré que es el único periódico que hay en la cafetería y que más triste que tomarse un cortado solo es escuchar a las tres mujeres que hablan en la mesa de al lado (una de ellas supo ayer que estaba embarazada, así que dentro de nueve meses nacerá otro blog en el que se celebraran todas esas cosas que ya hemos hecho antes los siete mil millones de personas que ahora vivimos en el mundo. La paternidad como género literario es difícil, lo advierto). Respecto a lo segundo, es una frase que le escuché a un gilipollas muy inteligente (lo primero como persona, lo segundo como profesional), cuando me vio una mañana con el periódico del día anterior, y que me repito para no hacerle caso y para recordar que hay gilipollas muy inteligentes. Y al revés.

Pero hay que estar informado. Os digo diez noticias interesantes de ayer por si os pueden ser útiles hoy :

1-“La red terrorista Al Quaeda lanza una revista para mujeres que recoge recomendaciones para estar guapas e incitar a sus maridos a cometer actos suicidas”.
2-“Rebecca Suelen, acusada de homicidio y condenada a cadena perpetua, se ha alzado con la corona de Miss Penitenciaria del estado de Pernambuco".
3-“En 2015, todos en coches verdes menos Obama”.
4-“El precio de los productos agrarios se multiplicó por 4,23 desde su cotización en el campo hasta la venta al público en las tiendas el mes de marzo”.
5-"El ministro de Trabajo : “España precisa de lustros de sensatez salarial”.
6-"Competencia amenaza con multar a Joan Gaspart y la patronal empresarial por impulsar una subida de precios en todos los hoteles".
7-"La CMT expediente a Telefónica por ocultar datos a sus rivales".
8-“El 39% de los universitarios se iría de España aunque ganara menos”.
9-La Junta dio contratos por 5,9 millones a socios de Iván Chaves”.
10-“Bankia crea un “banco malo” para los activos tóxicos”.

Ya veis : abarcan desde a Edad Media hasta el siglo XXI, para que uno pueda decidir dónde quiere vivir. Es difícil elegir entre todas ellas, pero yo me quedo con la última. Me gusta lo de banco malo y lo de activos tóxicos. ¡Nosotros también hemos tenido nuestro escape nuclear financiero!. La verdad es que tengo muchas ganas de que empiece a funcionar ese banco tóxico para ver sus sucursales, su diseño, su publicidad, sus productos financieros, sus empleados, sus cajeros o su trato con el cliente. Lo de Bankia, la verdad, resulta bastante simple :

“Bankia : el primer banco de la nueva banca”.

Muy aburrido, como ver dormir a un koala. Qué mono. Qué aburrido. ¿Se caerá el koala del árbol mientras duerme? ¿Se morirá de repente?.

Frente a esa imagen de koala cariñoso, la de la banca tóxica me estimula más que la espera de la cuarta temporada de Breaking Bad. Trato de imaginarme cómo será. Igual se traen a los ingenieros de Fukushima para crear las sucursales, atendidas ya directamente por personas encarceladas por robo, que así podrían redimir parte de su condena, y en donde no sería posible entrar si el detector no te encuentra algún objeto metálico sospechoso. En las paredes de la sucursal, anuncios de productos financieros como éste:

“Depósito “Sé dónde vives”, en el que eres tú, carbón, el que nos pagas los intereses a nosotros.”

o éste :

“Cuenta remunerada “Tu hija nos vale”, que te asegura el reembolso de tu dinero si tu hija (*) pasa una noche con el director de la sucursal”.
(*) Aplicable sólo a mayores de dieciocho años.

Y multitud de folletos en los que anunciarían planes de pensiones en los que lo invertido se te devolvería sólo en el caso de jubilación con más de noventa años o fondos en donde la rentabilidad, por contrato, siempre fuera negativa.

Así podría ser la banca tóxica. ¿No os apetece ver en qué se convierte esa banca mala? Yo me muero de ganas. Y luego dicen que la economía es aburrida. Leed los suplementos económicos y veréis qué divertido es todo. Qué de motivos hay para empezar a reír y no parar con esos activos que, como los nucleares, habrá que enterrar bajo tierra sabiendo que también tardarán mucho tiempo en desaparecer.

Me termino el cortado. Los que digan que las cosas van mal, deberían escuchar a esas tres mujeres hablar. Todo está en orden. Todo sigue girando, como espermatozoides alrededor del óvulo. A la Naturaleza, afortunadamente, los titulares de nuestros periódicos le importan una puta mierda.

miércoles, 6 de abril de 2011

Una cena con Hello Spiderman

“Pero en los días en que sentimos que nuestra vida, como si fuera una novela, ha adquirido por fin su forma definitiva, podemos percibir y seleccionar, como hago yo ahora, cuál ha sido nuestro momento más feliz. Explicar por qué escogemos ese momento concreto de entre todos los que hemos vivido requiere que narremos de nuevo nuestra historia como una novela, por supuesto. Pero también sabemos que en cuanto señalemos el momento más feliz hará mucho que este habrá quedado en el pasado, que no volverá nunca más y que, precisamente por eso, nos producirá dolor. Y lo único que puede hacemos soportable dicho dolor, es poseer algún objeto perteneciente a ese instante dorado. Los objetos que nos quedan de los momentos felices guardan con mucha más fidelidad que las personas que nos hicieron vivir esa dicha el placer de su recuerdo, sus colores, sus impresiones táctiles y visuales."

El museo de la inocencia – Orhan Pamuk – Página 98.

El vaso de plástico con el escudo del Madrid y el nombre de Daniel, casi ilegible después de tantos lavados, escrito a mano detrás, junto a un sol al que le caen cuatro gotas de sudor azul por la cara. El cuaderno de Lucía en el que escribe el abecedario mientras cena. El envase de zumo de fruta Mediterráno (Fruta más leche, 0% Materia grasa y Vitaminas A+C+E) que siempre acompaña las cenas. El bote de Ketchup (Tomate, azúcar, jarabe de glucosa, vinagre de vino, almidón de maíz, sal, conservadores E-202 y E-211 y especias) que Daniel echa a todas las comidas. El mantel con figuras de Barrio Sésamo (Elmo, Epi, Blas, Coco y el Monstruo de las galletas zampándose una de un tarro en el que se ven cuatro con pepitas de chocolate) con un corte en el lado izquierdo. El plato con la figura de Spiderman. El mantel rosa con una cara de Hello Kitty (Y la frase Hello Kitty escrita once veces y once corazones dibujados, sin contar los dos que la gata, famosa por no decir ni Miau, lleva en la cabeza). El vaso de plástico con el escudo del Madrid y el nombre de Lucía, casi ilegible después de tantos lavados, escrito a mano detrás, junto a un sol al que le caen cuatro gotas de sudor azul por la cara. El pequeño bolígrafo rosa de Lucía. El plato con la figura de Hello Kitty.

La cena.