jueves, 30 de abril de 2015

Una cuña de sol



Una cuña de sol : El repartidor de las bombonas de butano deja una en su carro junto a una puerta. Hace una gran mañana de abril. Entiendo que él, como yo, esté remoloneando un poco. En esto, la RAE es un poco dura : “Rehusar moverse, detenerse en hacer o admitir algo, por flojedad y pereza”. No, no. Verá, señora, académica, es que hay que tener en cuenta el optimismo de esta luz que parece llegar a todos los objetos para recordarles el valor de ser. Otro echan mano de filosofías nórdicas de lomo de cuero para llegar a eso que ahora tenemos delante. Ellos tienen la teoría y nosotros el ejemplo. Supongo que el repartidor vagará por la plaza con las manos en los bolsillos con el mismo paso tranquilo con el que lo hago yo, esperando que el tiempo no pase. Yo sé que cuando el reloj marque las 9:05 tendré que marcharme caminando rápidamente, como si una fuerza mayor me hubiera impedido ser más puntual. En el caso del repartidor, su señal llegará cuando la cuña de sol que ahora llega a la puerta se abra hasta alcanzar la bombona de butano. Vamos, dirá él. Vamos, diré yo.

miércoles, 29 de abril de 2015

Hormigón en los pies



Hormigón en los pies : Los encargados de la obra han decidido rellenar las bases de los árboles distribuidos por la acera con una capa de hormigón, en la que han hecho varios agujeros, y cubrir los finos troncos con unas planchas de madera. Si mantienen este buen ritmo, el edificio estará acabado en pocos meses.  Como supongo que el diseño será tan anodino como el del resto de las construcciones del barrio, no aguardo con curiosidad que se termine para poder disfrutar de él. Ya solo me conformo con ese momento en el que un par de trabajadores vayan quitando ese hormigón agujereado y se lleven las planchas de madera para que algo siga estando como antes.

martes, 28 de abril de 2015

El último de los barcos en alejarse



El último de los barcos en alejarse : Los del bar de enfrente salen a fumar afuera, junto a unos toneles con ceniceros. Fuman como si echaran caladas de aire puro. Es normal. En los alrededores los olores son bastante fuertes y desagradables, debido a lo cerca que estamos de la Gran Vía. Cada vez que respiro siento cómo en la parte superior de los pulmones aumenta una capa negra como la que tengo sobre la cabeza. Todo el camino desde la salida del metro hasta aquí va ofreciendo distintos hedores, por lo que bastaría la nariz para traerme a esta mesa, con el cortado y el periódico.

Afortunadamente, de vez en cuando hay una excepción, como esta mañana, y de la pescadería de la plaza, la que solo expone cajas de langostinos congelados, sale un golpe de olor a pescado que, con un poco de imaginación, es capaz de llevarme a alguna lonja. Es el momento de frenar y disimular con el móvil para aprovechar ese atajo al norte, a mares sin fondo, a gaviotas de gritos afilados y a pequeños barcos alejándose mecidos por la confianza de los que los llevan. Si encima hablaran con acento gallego ya sería la hostia.  

lunes, 27 de abril de 2015

La puerta perfecta



La puerta perfecta : Parece la puerta de una casa de pueblo. Las sucesivas capas de pintura blanca han acabado uniendo algunas de las partes que la forman en secciones más grandes. Arriba, a la derecha, hay un rectángulo abierto con una figura forjada que impide que alguien pueda entrar o salir por ahí. La mirada se va hacia esa zona oscura delimitada por la blanca, en la que no hay ningún dibujo, ni firma, ni pegatina. Frente a la respuesta del blanco, la pregunta del negro, que no necesita nada más para formularse.

domingo, 26 de abril de 2015

Las leyes de la mala suerte



Las leyes de la mala suerte : En el escaparate de la tienda de los chinos hay gatos de la suerte de diferentes tamaños, supongo que dependiendo de la que necesites. Si tu vida es más triste que el mobiliario de una asesoría fiscal, pedirás el más grande esperando que un golpe de fortuna te vuelva visible de nuevo. Si lo que te falta es algo específico y puntual, lo probable es que te compres uno pequeño para que agite el brazo en el salpicadero del coche si eso que está ahí aparcado es un coche de la guardia civil y tu lengua es incapaz de pronunciar las palabras de golpe, que para pedir otra copa solo había que señalarla.

Yo me llevaría un par de los pequeños si no fuera porque creo que pueden volverse en tu contra si en el fondo eres un tipo afortunado y no eres capaz de verlo. Un castigo latente para que la escasa buena suerte no termine en las manos de quien ya tiene la que le hace falta. Coge uno sin merecerlo y en alguna parte una gran bola de dos toneladas empezará a rodar para aplastarte en el sitio más inesperado. Por eso me quedo un rato pensando y admitiendo, al final, que sí, que hay algunos temas a los que no les vendría bien un empujón. Pero acabamos de venir de comer y lo hemos pasado tan bien que pagar cinco euros por una copa de vino no me ha dolido. Tal vez otro día. 

sábado, 25 de abril de 2015

Solo hay que dejarse llevar



Solo hay que dejarse llevar : Todo nos va empujando lentamente hacia el inicio de la actuación en la RESAD. La copa de vino. La bolsa del té. Las sillas altas. La música clásica. Los periódicos doblados sobre la barra. El delantal negro de las camareras. La dirección de un hotel en Londres que buscamos en Google. Unas consultas al móvil. La gente que conversa al otro lado del cristal. El desorden de la merienda que dejan los grupos que se han marchado. Un proveedor que trae un pedido: da un tirón decidido para que las ruedas superen el pequeño escalón. Es agradable flotar como una botella que busca su mensaje en la recomendación de alguien de quien te fías. Otro vino.

viernes, 24 de abril de 2015

Las monedas del escudero



Las monedas del escudero : Le digo al peluquero que tiene que “descargar y arreglar” y después me siento, aliviado porque parece que con las dos palabras está todo claro, a leer algún número atrasado de Esquire o de Rolling Stones. De vez en cuando levanto la vista para ver si todo va bien, como si fuera necesario que estuviera ahí. Daniel no deja de mirarse fijamente en el espejo todo el rato, mostrando con su seriedad que solo él sabe en qué momento tiene que dar la señal de que no hay que cortar más. Ese asiento lo convierte en un rey, aunque las piernas le cuelguen, y a mí en el escudero que dejará unas monedas en el mostrador como pago por los servicios.

jueves, 23 de abril de 2015

La incesante actualización



La incesante actualización : Los dos dálmatas miran desde la puerta el interior del local en el que, 100% natural, por 6 euros te puedes llevar un pollo asado y una ración de patatas. Debe ser difícil aguantar la tentación y no meterse dentro: podrían hacerlo porque sus correas están sueltas. No sé qué parte de esta determinación le corresponde al dueño y cuál a los perros, pero esta imagen sustituye inmediatamente toda referencia anterior en mi entrada particular de dálmata. Y funciona como referencia en la de elegancia, perro, educación.

miércoles, 22 de abril de 2015

La rehabilitación del lobo



La rehabilitación del lobo : La crítica al fútbol en general no sirve: hay que referirse a un partido específico. Y esto teniendo en cuenta que los dos equipos van a jugar miles de partidos a la vez: desde el que lo verá en una conexión a una web árabe en la pantalla de un ordenador al que lo presencia ahora mismo en el estadio con la sintonía de la Champions mientras los chavales agitan en el centro del campo la lona con forma de balón. Aunque no estén todavía los jugadores en el césped, ahora hay más fútbol que el que se dará cuando el árbitro dé inicio al partido. Esto cuenta. Relaja convertirse conscientemente en parte del rebaño cuando el resto del día estás obligado a ser un lobo frente a esa pantalla en la que ahora buscas dónde ver este encuentro.  

martes, 21 de abril de 2015

El sorteo de campo



El sorteo de campo : Esta mañana, al pasar por el parque, no veo ni al padre que suele esperar de pie, escuchando música, ni a las dos niñas que aprovechan el tiempo hasta que llegue el autobús del colegio jugando. Puede ser que las combinaciones del metro se me hayan dado bien y sea más pronto de lo normal. Otra opción es que los tres hoy se hayan retrasado por alguna razón. Tardo un rato en decidirme a mirar la hora para saber si todo va bien o no. Hasta ese momento vivo en dos situaciones paralelas con las mismas posibilidades. Tapo la esfera del reloj antes de mirarla como si fuera la moneda del árbitro que decide quién elige campo.

lunes, 20 de abril de 2015

El cuidado del artesano



El cuidado del artesano : Esa distancia que a veces pedimos para observar las cosas, alejándonos todo lo posible de nosotros mismos, nos la ofrece el lunes. Quizás lo que nos moleste de este día sea el esfuerzo que nos exige después para montarlo todo e ir repartiendo de nuevo el sentido a lo que se va ofreciendo. El viernes llega ya montado de fábrica. Es el lunes, avanzando por unas calles desiertas, el que pide el cuidado del artesano.

domingo, 19 de abril de 2015

El sitio de moda



El sitio de moda : La comida es tan plana que me sorprende que el restaurante esté repleto de familias con niños que llevan sus iniciales escritas en sus camisas.

Leo la carta otra vez y me vuelvo a fijar en la gente que está alrededor, sospechando que quizás a ellos se les entregue otra. Sus mesas están envueltas por esa tranquilidad satisfecha que da el saber que una niñera financiera en alguna parte del mundo se está encargando de que su dinero no deje de crecer.

Pero no hay diferencias: sigo con la mirada a un camarero que se acerca a la zona en la que se atiende a los que llegan y de una caja en el suelo saca varias cartas.  

sábado, 18 de abril de 2015

Los acertijos del menú



Los acertijos del menú : Los platos del menú de degustación son grandes con pequeñas porciones. La camarera hace un resumen del trabajo que cada uno ha llevado. El orden es escuchar, mirar, y comer. Cada parte es igual de importante, por lo que es justo decir que no se viene solo a comer. Es un juego entre lo que te imaginas con el oído, con la vista y lo que finalmente te sugieren los sabores. Como con un buen libro, lo que te lleves de la cena será lo que tú pongas. Hasta puedes ver un toque de humor intencionado en esa cesta del cuarto de baño repleta de rollos de papel higiénico.

viernes, 17 de abril de 2015

Lo que Star Wars separó



Lo que Star Wars separó : Encima del mapa de Francia hay dos figuras de Star Wars tumbadas. Son dos droides de combate B1, pertenecientes a esa trilogía que decidí olvidar conforme salía del cine. Yo, como capricho, hubiera tenido una X-Wing, o un R2D2. Si me lo hubiera pensado dos veces, habría elegido un C3PO para preguntarle las dudas en los ejercicios de latín o de inglés. ¿Qué mejor ayuda que la de este androide capaz de dominar seis millones de formas de comunicación? Con alguien así al lado, la Guerra de las Galias habría sido un tranquilo paseo por la granja de humedad de los tíos de Luke en Tatooine al atardecer. ¿Pero un B1? ¿Estos robots anoréxicos de los que un wookiee como Chewbacca habría tumbado un par de centenares de un guantazo y que no sabrían decirte dónde está Paris? El verdadero reto de la nueva película de Star Wars que se estrena este año es unir a dos generaciones separadas por la propia saga.

jueves, 16 de abril de 2015

La entrada a la cámara secreta



La entrada a la cámara secreta : Pido un cortado y miro cuál de los dos periódicos está disponible: si El País o El Mundo. En caso de poder elegir, me quedo con El País porque sé que puedo encontrarme con Jabois o Tallón. El Mundo tuvo su buena época, en la que podías darte el placer de leer juntos a Jabois y Gistau después de un partido del Madrid, pero los columnistas parecen ponerse nerviosos si no cambian de tipografía con regularidad.  

Sería perfecto que el camarero al verme entrar anunciara las firmas del día y me cobrara el euro y veinte por leerlas. Después, para acompañar la lectura, la posibilidad de servirse o no un café de una máquina. Y la mesa alta de madera. Y los niños camino del colegio. Y alguna bicicleta al levantar la cabeza.

Hoy podría haberme dicho:

-Gran artículo de Tallón sobre el empate del Atlético de Madrid. “El fútbol son dos frases”

“Hay partidos aciagos de los que, incomprensiblemente, sales vivo, sin parar de reírte. Te cae encima la casa y ni siquiera se posa sobre ti el serrín”. Grande, sí. La primera vez lo leo para disfrutar. A sorbos. La siguiente para repasar algunas frases como si las subrayara. Tragos largos. La siguiente para acercar el oído y dar pequeños golpes aquí y allá para descubrir, sin éxito, la zona por la que entrar en la cámara y llevarme el secreto. Cuando la columna es perfecta, como hoy, hay ya una parte del día que solo puede ir hacia abajo. Por eso nos educaron para dejar el postre para el final. 

miércoles, 15 de abril de 2015

El artículo definitivo



El artículo definitivo : Después de leer el periódico para saber cómo van las cosas ahí fuera me queda siempre la sensación de que el artículo definitivo sobre cada tema o ya ha sido publicado o queda pendiente. Entre tanto, se ofrece un capítulo para que el tema sigue vivo que se disolverá al salir de la cafetería.

En la estantería que hay junto a la caja están ordenadas unas botellas de vodka. Se puede ver claramente el dibujo del edificio que tienen en el fondo. En el momento de pagar, tengo la tentación de pedir un trago para aclararme, como si en esas botellas se ofreciera, básicamente, un elixir para ver lo que hay detrás.  

martes, 14 de abril de 2015

Excursión a las obras



Excursión a las obras : Por culpa de las obras, los niños, que se frenan para ver las máquinas y los agujeros en el asfalto, llegarán un poco más tarde a clase. Los padres tienen que tirar de ellos para no retrasarse demasiado. Es interesante ver cómo toda la lucha se produce en las manos que se dan, sin que en ningún momento se planteen soltarse, lo que facilitaría la posición de cada uno.

Entiendo a las dos partes y solo espero que, al llegar a clase, la profesora reúna a todos sus alumnos, y, cogidos de la manos, se los traiga para que dediquen un buen rato a mirar, a preguntar, a taparse los oídos por el ruido, a gritarse entre ellos, a bromear con los operarios, a fantasear con la profundidad de los agujeros, a prometerse que alguna vez tendrán una máquina como ésa. Y que, por la tarde, esos niños se lo cuenten todo a sus padres. 

lunes, 13 de abril de 2015

Una reducción de tiempo



Una reducción de tiempo : Mientras en el resto del barrio es abril, en esta calle cerrada y en obras ya es agosto: se puede caminar por ella sin problemas y detenerse a mirar la gran máquina amarilla con sus accesorios o la parte en la que se ha machacado ordenadamente el asfalto, como dando a entender que saben lo que quieren y que van a hacerlo bien.

Aquí la urgencia de los pequeños deberes se convierte en la tranquilidad de las grandes obras. Pulverizar, cavar, desenterrar, sustituir, cubrir, tapar. El tiempo es un ingrediente más que hay que ir mezclando poco a poco, dándole tiempo a que gane consistencia con una charla, con un cigarrillo, con una mirada que se engancha a unos pasos en una esquina y no los suelta hasta que desaparecen a lo lejos.   

domingo, 12 de abril de 2015

Comida a ciegas



Comida a ciegas : Está mal visto que los menús traigan las fotografías de los platos. No sé por qué, se confía demasiado en la imaginación del comensal, sabiendo que ésta es bastante limitada, siempre tirando del pasado. Con un optimismo injustificado, los diseñadores de las cartas escriben unos textos sugerentes sin tener en cuenta que nadie es capaz de abandonar sus propias imágenes. Por eso necesitamos las de los demás, por muy simple que sea la frase que leamos al pie de página. Queremos salir de nosotros mismos, de las limitaciones de nuestra cabeza. Siempre nosotros, siempre nosotros. Ya sé qué proyecto cuando leo “ensalada de burrata con aceitunas”. Lo que espero es que la realidad ofrezca algo distinto. Un plato que entre dentro del epígrafe “ensalada de burrata con aceitunas” pero que lo ordene todo de una forma distinta, que no me imaginaba, que me alegre, que me parezca una buena manera de celebrar que los cuatro estemos comiendo en este restaurante por el que siempre paso a la salida del trabajo imaginándonos así. Más o menos así.

sábado, 11 de abril de 2015

El fin de la tertulia política



El fin de la tertulia política : Todo el dinero del mundo no podría ofrecernos más que esto: el banco, el sol, las manos en los bolsillos, las piernas estiradas, los sesenta minutos más apacibles de la semana. Apacibles, mansos, agradables. De fondo, las instrucciones del profesor a los cuatro niños sobre cómo subir en pareja a la red, cómo mirar la pelota mientras se camina hacia atrás. Y buenos golpes encadenados. ¡Eh!. Una pelota de las pelotas sobrepasa la valla y cae a la zona del aparcamiento. ¡Eh!. La vemos junto a un coche. La madre, que llega de la clase de natación infantil con las llaves en la mano, se agacha y se la ofrece a su hijo, como si las pelotas surgieran del asfalto. Los padres, animados, golpeamos la red metálica con las manos como monos que vieran pasar un camión de plátanos. ¡Eh!. Pero la madre actúa como si no nos escuchara y le da la pelota a su hijo que la coge dudando. La madre le abre la puerta a su hijo, la cierra, pasa por delante del coche, abre su puerta, la cierra, arranca el motor. En ese momento, el niño levanta la vista y nos mira. No parece contento con lo que ha pasado. Seguimos reclamando la pelota hasta que el coche sale del aparcamiento. Después no tiene mucho sentido seguir echándole toda la culpa a los políticos.

viernes, 10 de abril de 2015

Una súplica al Altísimo



Una súplica al Altísimo : Si tuviera dinero y pudiera comprar el tiempo necesario, buscaría un sitio desde el que vigilar esta tienda de ropa china para ver quién se lleva ese vestido del escaparate que lleva escrita la frase “Dios no los perdones porque saben lo que hacen”. Lo primero sería investigar qué tipo de música se escucha mientras uno espera en una situación como ésta. Puede parecer algo estúpido, pero así pescamos en la ciudad. Quizás viendo al comprador pudiera hacerme una idea sobre el que puso ahí esa frase.

jueves, 9 de abril de 2015

Muy pocas papeletas tienen premio



Muy pocas papeletas tienen premio : Hay una manera elegante de oponerse: la del que ha interpretado la franja blanca de la señal de prohibido como una red y ha dibujado a dos jugadores de ping pong. Es inevitable que la mirada se excite y busque repetir la misma impresión que acaba de tener. Desde ese momento, todos los demás objetos que vayan surgiendo a lo largo del día pueden verse como un problema que esconde una sencilla solución. Pero ese esfuerzo por analizar las cosas como no son no garantiza el éxito. El arte como una forma de alejamiento.

miércoles, 8 de abril de 2015

El patrón de los grafiteros



El patrón de los grafiteros : En la calle San Joaquín, tanto una puerta cerrada como una moto aparcada están cubiertas de grafitis. Según los apócrifos, San Joaquín era el padre de la Virgen María. En los canónicos no se dice nada ni del padre ni de la madre de la Virgen. Los grafitis dan la impresión de haber sido trazados para invocar el movimiento. En cualquier caso, no es mal lugar para dibujar: también los apócrifos parecen el grafiti pintado sobre la doctrina de los canónicos.

martes, 7 de abril de 2015

El espíritu geocéntrico



El espíritu geocéntrico : Ahora que todas las tiendas se pelean por atraer la atención con grandes pantallas en las que no dejan de aparecer imágenes, me detengo frente a un escaparate en el que un neón que forma el logo de C&A todavía no está encendido. Su sombra es el brillo tranquilo de lo que permanece apagado. Y el recuerdo de que la tierra se mueve a treinta kilómetros por segundo en la órbita del sol. Frente a esto, a solo unos metros, se despliega una gran actividad que tiene como objetivo mostrarle al sol que es él quien gira alrededor.

lunes, 6 de abril de 2015

Crónica con olor a pescado



Crónica con olor a pescado : En el local griego me sirven el cortado en un pequeño vaso de plástico que depositan en una bandeja. Dicen : “Ahí tienes las cucharas y el azúcar” y ahí las tienes, de sobra, y varios tipos de azúcar. Los periódicos (EL Mundo y El País) parecen recién comprados (tengo la sospecha de que los reemplazan en cuanto cae en ellos una miga o una gota de café). Los clientes hablan en voz baja, se saludan por el nombre y cuando alguien se marcha, dos o más voces le despiden. Paso las hojas como si estuviera estudiando un incunable y leo deprisa porque sé que en cuanto suenen las nueve campanadas tengo que salir a la calle. Hoy una entrevista a alguien cabreado que dice que los universitarios no saben nada y que hay que morirse con la impresión de, al menos, haber entendido algo. Busco a Jabois, para leer algo sobre el partido de ayer pero no lo encuentro. Insisto hasta que escucho la primera campanada.

Con la última campanada estoy ya en la calle con el vaso de café en la mano. Paso junto a una cafetería que tiene los platos escritos en el cristal y el dibujo de un pulpo. Junto al café se sirve una pequeña copa con el primer empujón del día. Reconozco entre el grupo de la barra a uno de los que trabajan en la pescadería: no se ha quitado el delantal. Normalmente no me habría detenido a mirar, pero veo, doblado en una mesa, el periódico deportivo con la imagen de Ronaldo en la portada celebrando sus cinco goles de ayer y ahí me quedo porque hoy me habría gustado entrar a leérme todo sobre ese récord. Pero cómo, con mi cafecito en la mano, mi Kindle, mi iPhone, mis dedos solo acostumbrados a apretar teclas. Con estas manos, me dirían, con estas manos no. Y el periódico ahí para los que llevan unas horas descargando pescado. Como debe ser.

domingo, 5 de abril de 2015

A este lado del mostrador



A este lado del mostrador: Sólo desde el aparcamiento de este McDonald´s se tiene una perspectiva sin edificios. Todo el tiempo que hay que esperar en la fila queda compensado con esta vista. Ni los grupos de adolescentes que tardan en hablar, muertos de risa por un comentario que compartieron horas antes. Ni la madre que hace el pedido para toda la familia despacio, como si la chica que la atiende estuviera escribiéndolo en la espalda de su amante. Ni el silencioso que no se decide, que no se decide, que no se decide. Ni el niño que se hace un hueco hasta el mostrador para preguntar si hay otro regalo. Ni ese optimismo básico, cruel, de los que, en el fondo, celebramos que estamos a este lado del mostrador con dinero para gastar, que a veces todo se reduce a esto. Nada de eso importa si al salir, la bolsa caliente en la mano, una farola ilumina el horizonte. 

sábado, 4 de abril de 2015

El inesperado camino hacia la solución



El inesperado camino hacia la solución : No puede ser casualidad que hayan puesto a secar los pijamas delante del portón de entrada en el que ahora da la sombra. Estarán el tiempo justo para que al ponérselos por la noche estén frescos y hagan más grande el contraste con la ropa que lleva pegado el calor del día.

Desde el momento en el que la colada está ahí, ningún vehículo puede ya entrar o salir de la casa. Es la hora de lo domestico. Las conversaciones abandonan el campo y regresan a lo cotidiano. Los cuadernos sobre la mesa. Un problema de los deberes que los deja pensando. La respuesta del olor a la pregunta del hambre.

Más tarde, alguien abrirá está puerta e irá acumulando las prendas sobre su brazo izquierdo. Y tal vez en ese momento dé con la solución.  

viernes, 3 de abril de 2015

La tortuga en blanco y negro



La tortuga en blanco y negro : Que cuánto voy a tardar en el paseo depende de qué tipo de fotografía piense hacer. Si es en color, lo acostumbrado, porque basta con cuidar el encuadre. Pero si me animo a mirarlo todo en blanco y negro, es posible que me retrase un poco: en este caso la cámara hace de intérprete y estos procesos de traducción llevan su tiempo. Abundan las decepciones porque ,donde pensaba encontrar matices, obtengo una imagen que oculta el original. Pero también hay aciertos, como esa casa con el árbol que el color ha dejado detrás con un ¡bah! después de despreciarla rápidamente.

jueves, 2 de abril de 2015

La pared definitiva



La pared definitiva : Hay cuadros que tardan en encontrar su sitio. En la tienda te ves capaz de hacerle un hueco en cualquier pared, pero mientras lo cuelgas ya sabes que ese sitio va a ser provisional. Hasta esas láminas que venden en IKEA con los marcos al lado acaban teniéndolo difícil.

Que el dibujo fuera sencillo, como el de “Nude with oranges”, de Matisse, no simplificó las cosas. Pensábamos que el cuadro impondría su estilo, cuando lo cierto es que un cuadro debe ser el resumen del entorno en el que se encuentra. Algo que no se dio en nuestro caso.

Éste cumplió su función decorativa durante unos años y después lo llevamos a la casa del pueblo, donde está en otra pared que no es la suya. Es un cuadro paciente. Es probable que un día lo veamos por primera vez y nos lo llevemos entonces a su ubicación definitiva. 

miércoles, 1 de abril de 2015

Cola de ratón



Cola de ratón : Paso el día con un auditor de Price. Pertenece al grupo de los que son capaces de trabajar con el Excel sin usar el ratón. Quizás sea una parte más de la puesta en escena, como esos futbolistas que encadenan toques al balón para evitar que caiga, pero así logra que no dude de sus cifras. Si hay alguna diferencia, el que empieza a revisar su cuadro soy yo.

No es un mal día. Es un tipo agradable que me sigue cayendo bien a pesar de que antes de marcharse consiga que me comprometa a hacer arqueología contable con varios años. Podría decirse que ha sido una jornada útil, pero al pasar junto a unas obras camino del metro envidio la satisfecha calma del que con su máquina, al terminar su jornada, ha abierto una zanja justo como se la habían pedido.