sábado, 27 de febrero de 2016

Felicidad bajo cero



Felicidad bajo cero : Hace frío y el viento provoca que las pelotas se desvíen y no golpeen la pared donde se las espera. El profesor lo advierte. Se baja la braga para gritarlo y se la sube para continuar con la clase. Doy saltos en el mismo sitio para entrar en calor. En un descanso, mientras recogen las pelotas, el profesor se acerca. Me cuenta que su padre todos los sábados le llevaba a jugar al fútbol a pesar de que él sabía que era malo. Su padre parecía feliz. Sábado tras sábado hasta que el tercer año llegó un entrenador nuevo y se lo dijo claramente. Es cierto: estoy helado, pero no se me ocurre mejor sitio que éste.

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