lunes, 16 de noviembre de 2015

El sprint imaginario



El sprint imaginario : Como esta semana no tengo coche, tengo que volver caminando desde la casa de Federico hasta la estación de metro. Hay pocos placeres que superen al de compartir mesa con alguien que disfruta más de la comida y del vino que tú. Nos hemos comido lo que quedaba de la tortilla de patata que hizo ayer y hemos apurado la botella que ya tenía abierta. Se puede decir que lo de hoy ha sido un gran epílogo de su cena.

Me noto pesado y feliz. Es cierto que si ahora tuviera que coger el autobús en esa parada que está debajo de este puente no podría recorrer la pasarela a tiempo y lo perdería por mucho que me esforzara. Pero la única razón por la que de verdad lo intentaría sería la de verme regresando a la mesa de Federico. 

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