jueves, 12 de noviembre de 2015

No hay mejor recibimiento que una buena despedida



No hay mejor recibimiento que una buena despedida : Justo donde el metro ligero tiene la última parada de la línea hay una bicicleta. Está apoyada en una valla, junto a las cuatro vías del metro. Seguramente su dueño, al bajar del vagón después del trabajo, se quede un rato mirando para que el contraste entre los círculos de las ruedas y las líneas de las vías le permita saltar más rápidamente de lo laboral a lo doméstico. Una vez subido en ella, se fijará en los caminos paralelos de los raíles mientras, con los primeros pedaleos, va improvisando el camino de vuelta a casa.

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