viernes, 7 de noviembre de 2014

Deshojando el título



Deshojando el título : Al subirnos al coche, el título de la película todavía se mantiene en equilibrio como una pila de platos: inestable, pero en equilibrio. “Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso”. Las gotas en el parabrisas distorsionan las luces rojas de los coches. Aunque ya es de noche todavía se pueden ver oficinas encendidas. Poco a poco van borrándose las palabras del título. Los coches que nos adelantan se saben el camino de memoria porque frenan antes de llegar a las señales que anuncian el cambio del límite de velocidad. “El día horroroso”. Uno, dos, tres, cuatro : en la parada del autobús, los móviles hacen más tranquila la espera. Ya ni lo del día. La película en la que un canguro de mentira le pega en el pecho con sus dos patas al padre de la familia. Cuando aparcamos en casa ya está en ese grupo de películas que me harán decir “ah, ésa la vi” cuando la pasen por televisión, incapaz de añadir nada sobre su argumento. Quizás alguno de los mellizos recuerden más si este silencio del coche les ha servido para continuar dentro de la película un rato más. 

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