domingo, 23 de agosto de 2015

Un par de huevos perfectos



Un par de huevos perfectos : Por la mañana, mi madre me entrega la lista de la compra para el Mercadona con lo que ha visto que falta. Cruasanes. Huevos. Nocilla. Pizzas. Agua. Voy añadiendo todo a la cesta en ese orden porque llevo chanclas, porque los anuncios por megafonía los dan también en inglés y porque me gusta este punto lúdico: me da por ahí. Sin prisas, que hasta rebusco en la bolsa del fondo las monedas para pagar.

Por la noche, mi madre nos dice que la nevera está llena y que no podemos dejarla con tanta comida, así que propone freír unas cuantas docenas de huevos con beicon para cenar y despejarla, que, si no, no se queda tranquila, que ella no se va a poder comerse todo. Y los platos salen de la cocina con unos huevos perfectos que no veía desde que vivía en casa.

Por la mañana, mi madre me vuelve a entregar la lista de la compra para el Mercadona con lo que ha visto que falta. 

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