jueves, 27 de febrero de 2014

El viaje de la tortuga




El viaje de la tortuga : Las cajas de Lego traen una pieza de más y las instrucciones de Origami un paso de menos. Todo va perfectamente hasta que llega ese momento en el que ya no sabemos cómo avanzar. De nada sirve empezar de nuevo con cuidado, como cuando se dejaba la aguja con delicadeza para ver si así no volvía a quedarse atrapada en el mismo punto del disco. De nada sirve aunque lo intentemos. El mundo será digital, pero la realidad sigue analógica con estas cosas. Mi imagen como padre se queda ahí atrapada. Y la aguja de los minutos avanza y se retrasa y avanza y se retrasa. Empiezo entonces a maldecirlo todo lentamente, como la leche que se desbordaba del cazo cuando me confiaba y salía de la cocina. Lentamente. Es así con cualquier figura y lo tengo asumido. Esa asunción adulta que te justifica y que es como un balcón desde el que ver el fracaso. Daniel no tiene tiempo para estas imágenes. Esta tarde deja en la mesa del salón su interpretación de una tortuga. 

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