lunes, 2 de junio de 2014

Reencuentro en Burgos




Reencuentro en Burgos : Aunque crucemos cientos de correos y hablemos por teléfono, es necesario que haga unas cuantas horas de coche para que nos sentemos en un cuarto pequeño, cada uno en una silla distinta, y pasemos un rato mirando las pegatinas que hay en un corcho. Hay que esforzarse por sumergirse en ese silencio productivo que, como el relleno de una caja, protege una buena idea.

La próxima vez que piense en Burgos ya no estaré en el castillo una noche de verano ni paseando junto al río esquivando a perros con el pelo mojado ni tratando de decidir la mejor combinación entre un vino y una ración. Regresaré a ese cuarto en el que, sin saberlo, llevaba tanto tiempo esperándome. Como la imagen a su objeto.  

Un cuarto pequeño pero productivo. Estamos tan seguros de la historia que tenemos entre manos que si en el futuro los de Pixar no logran salir de su atonía creadora, se lo podremos ceder para ver si superan su bache. 

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