sábado, 10 de enero de 2015

Los aficionados del sábado



Los aficionados del sábado : En cierto modo, casi todos ya lo sabíamos: es sábado y las espadas llevan protector. Lo del casi va por el chico a mi izquierda, que, después de trabajar por la mañana, ha venido en coche desde Gijón para ver al Madrid. Antes de conocer su historia, despotrico un poco del juego del Madrid, busco nubes en el cielo, compruebo hasta qué parte de la canción en japonés que cerraba Heidi me sé y mando algún mensaje al grupo de Wassup que han creado los mellizos. No encuentro ninguna frase memorable con la que estrenarme porque éstas solo crecen en twitter. “Gol de James 1-0”. Tampoco importa : aquí solo germinan los comentarios banales y los iconos. Cuando me entero de que estoy junto a alguien que ha recorrido unos quinientos kilómetros para estar aquí, mi disposición cambia. Vuelvo al partido como el profesor que repasa un examen para tratar de llegar al cinco. Elogio algunas jugadas. Alabo la calidad del césped, que parece el del jardín de algún millonario. Aplaudo con decisión. Oriento el juego con un par de gritos. Lanzo algunos tacos bien pulidos para que reboten y lleguen lejos. Solo me falta ponerme de pie cuando saca Casillas como si solo eso fuera una clara ocasión de gol. El chaval parece ajeno a mis esfuerzos. Compruebo que no reacciona. Hasta que en un momento veo en su mirada cierto reproche, como si mi forma de actuar fuera la de un domingo, no la del sábado que él ha venido a disfrutar.

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