lunes, 2 de enero de 2012

Oráculo doméstico




Oráculo doméstico : La casa sigue en silencio al llegar del gimnasio : es el premio por madrugar. Empiezo “Purga”, de Sofi Olsen, con las cortinas del salón abiertas para aprovechar toda la luz que pueda llegar de un cielo cubierto, tan distinto al de ayer. Leo sin prisas, con un ritmo de vacaciones. La novela no está mal pero en la página setenta y cuatro no ha hecho méritos todavía para los elogios que ha recibido.

“Una obra maestra” – Dice en la contraportada una tal Nancy Huston. No sé quién es Nancy Houston. A lo mejor tiene una granja de salmón en noruega.

El día se va abriendo y la parte del toldo que cae por debajo de la barra que hace de contrapeso comienza a agitarse, extendiendo y recogiendo por el salón la luz del sol con el ritmo que marca un viento  algo inquieto. Me gusta cómo es sol llega a las páginas del libro y después desaparece. La escena tiene cierto toque marinero.

Llego hasta la página setenta y cuatro porque es el momento en el que se levantan Daniel y Lucía. Me han concedido un buen rato de lectura, así que no puedo quejarme. Primero entra Daniel y al rato Lucia. Daniel me pide el mando y pone Clan Disney.

-Este Fineas y Ferb es nuevo – dice, como reclamando inmunidad diplomática para el capítulo.

No importa, me digo, porque he leído bastante. Me marcho a la cocina a prepararles el zumo. No pongo la radio, para disfrutar un poco del silencio y para centrarme en el propio zumo. Me acerco a la cesta en la que están las naranjas y selecciono las tres que me parecen más jugosas. Se nota en la piel, lisa y sensible a la presión del pulgar.

Del cajón saco el cuchillo y corto la primera. Me gusta ver que no me he equivocado, que la cáscara es fina y los gajos repletos de zumo. Pero en esta naranja repleta no veo sólo el vaso de zumo que puedo hacer sin esfuerzo, sino cierta intuición sobre lo que va a ser el día, como un oráculo doméstico.

El cuchillo sobre el cristal, el agua en el filtro, el motor de la exprimidora. Ruidos que le dan consistencia al desayuno. La respuesta del oráculo, en forma de olor, permanece en los dedos toda la mañana.

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