domingo, 13 de abril de 2014

La doméstica multitud



La doméstica multitud : Conforme avanza el domingo y me acerco al Rastro, las calles se van llenando de gente. Lo lógico sería, después de una semana obligado a sufrir atascos y los inconvenientes de vivir en una ciudad tan grande, alejarse de ella o protegerse en algún bar olvidado de un pequeño pueblo: un cortado, un periódico atrasado y el vuelo de un par de moscas. Pero vuelvo a rodearme de gente para recordarme que todavía queda una posibilidad de estar entre esa multitud sin ninguna obligación, sin ningún guión, que puedo dejarme llevar hasta ese momento en el que me digo que ya es suficiente y, sin pedir permiso a nadie, ir recuperando el control según me alejo por una calle estrecha cualquiera, saciado.

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