lunes, 13 de febrero de 2012

Edificios en llamas



Edificios en llamas : Hace mucho frío. No sé cómo protegerme mientras espero a que Lucía salga de su clase. Es un frío que he sentido durante todo el día. A primera hora salía de las noticias económicas, como si acercara la cara a una nevera abierta. Después ya no se limitaba a los titulares. Se colaba por los huecos de las teclas, como si fueran una rendija por la que expandirse, asomándose por los cajones, agarrándose a la silla, a los cubiertos de la comida, escondiéndose en mis bolsillos, enredándose en mi aliento, frotándose contra mis dedos hasta quitarle el calor y, poco a poco, mientras dejaba sus huellas en la garganta, se ha metido en mi cabeza, levantando las ideas como el que busca un jersey especial entre los que tiene dispuestos, y ahí se ha quedado, sin hacer ruido, quieto, para conservar su temperatura. 

Es, pues, un frío que siento en las manos y los pies, pero que no puedo quitarme de la cabeza. Es la sensación de que la tierra está congelada y de que las semillas, por mucho que las riegues, no van a crecer porque están heladas. No hay qué esperar de esos tiestos. 

Por muchos edificios que ardan, este frío no va a desaparecer.

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