miércoles, 29 de febrero de 2012

La respuesta



La respuestaEs normal, tal vez por los años, tal vez por la rutina, o tal vez no sea normal, que aparque, salga del coche y me haga una pregunta del tipo : ¿Pero todo esto merece la pena? Lo que ese “todo” abarque depende del cansancio, del humor, de lo que haya comido o, ya puestos, de la capacidad que tenga de fijarme en ese agua oscura de los charcos del garaje.

Hay días o años en los que uno está más sensible y se le despiertan ciertas angustias.

En la Universidad me decía que ya llegaría el momento de olvidarse de los exámenes y ese momento llegó, sólo que se marcharon los exámenes y muchas cosas más. Cierro el coche y camino lentamente esperando que ese oscuro enjambre se aleje volando.

Muchas cosas más, como en ese autobús nocturno del que va bajando la gente hasta que solo queda un único viajero dormido.

Muchas cosas más que, en el fondo, no sé definir.

Ahí está ese charco, que esquivo antes de abrir la puerta que da al ascensor. La abro y me encuentro con la respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario