viernes, 11 de octubre de 2013

Palabras con dos decimales




Palabras con dos decimales : Después de cenar en el Gino´s, cuando se anuncia que tocamos a diecisiete euros por cabeza y nos levantamos para rebuscar en los bolsos y bolsillos, un grupo de lectoras rodea a Eloy Tizón. Son tizonistas confesas, de las que entre plato y plato han declarado que no leerán el libro de Guadaluppe Nettel ni volverán a beber Ribera, que ahora aprovechan el momento para elogiar el libro de Tizón.

Eloy pregunta si ya se lo han leído y veo por el gesto que pone que la respuesta afirmativa de todas ellas lo incomoda un poco. Debe resultar extraño que un lento trabajo de siete años, pensado para una lectura pausada, se agote en unas horas. Yo, tan lejos del Hotel Kafka, me vengo un poco arriba cuando descubro que soy el único que solo se ha leído un cuento, hace unos minutos, en un viaje en metro de ida y vuelta a casa mientras Tipos Infames se iba vaciando después de la presentación del “Técnicas de iluminación”, el último libro de Tizón.

El metro le sienta bien a ese cuento. “Fotosíntesis”. Lo leo despacio porque Tizón es un escritor de frases perfectas que me provocan esa euforia que genera la evidencia de que, como ocurre con los animales, quedan miles de combinaciones brillantes por descubrir (a través de las que ver la realidad) y que el uso cotidiano que le damos al lenguaje no es sino una rendición, como meter animales de peluche en una jaula y llamar a eso zoo.

Así que es un viaje corto pero eufórico.

“La tarjeta del buzón es la confirmación de un fracaso”. “Una mujer tranquila, con sus orillas húmedas”. “Tan hermosa que uno no sabía por dónde empezar a quererla”. “La luz está de nuestra parte”. “Hay como un borde de agua en los corazones”. “Sin una pizca de épica, todo se vendría abajo en un segundo”. “La felicidad es un lugar solitario”. “Vivir es vibrar”. “Milagro es lo que acaba”. “Mirar es también una forma de rezar”. “Mejor vivir tranquilo, con su moneda de plata en el bolsillo del chaleco”

Eloy es un tipo educado. Su queja se limita a un leve gesto que desaparece pronto. No lo sigue ningún discurso, pero ese silencio de barricas en bodega es suficiente para que retrase la lectura del siguiente cuento unos cuantos meses. No va a ser fácil porque cada uno de los cuentos crea una necesidad que parece que solo va a calmar el siguiente, hasta que llegas al último y tienes que esperar a que Eloy se tome siete años para ofrecerte el siguiente. Pero tiene que ser así.

Si el escenario fuera otro, más que hablar de libros o de cuentos, habría que hablar de frases. De aquélla con la que yo me hice, a mi manera, tizonista : “A esa hora, en el otro extremo del mundo, una espiga cae tronchada por el peso de la calma”, de “Los viajes de Anatalia”. Si el escenario fuera otro.

El voluntario que se ha hecho cargo de la larga cuenta y nos ha pedido diecisiete euros tiene delante de él un plato con monedas. A su lado están los billetes ordenados con devota precisión. Parece que no faltara nada y que la cuenta estuviera pagada hasta en los decimales. ¿Cómo no iba a estarlo si estamos con alguien capaz de lograr esa precisión de céntimo con el lenguaje?            

1 comentario:

  1. Todo un aperitivo para que a uno, tizonista o no, le apetezca más todavía hincarle el diente al nuevo libro de Eloy Tizón. Llevas razón, Eloy es un artesano en la precisión de la belleza. Gracias hacerme caer en la cuenta.

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