sábado, 19 de octubre de 2013

Tres puertas que se cierran




Tres puertas se cierran : La bodega tiene a la derecha el sol, poniéndose; a la izquierda, un pequeño pueblo con iglesia; enfrente, el viñedo, y detrás otras bodegas. No es la orientación exacta del plano pero puede servir. Depende de hacia dónde mires, tienes algo en qué creer. No se está mal en este atardecer que no parece pensar en el observador y que estimula pero engaña al fotógrafo, que no llegar a atrapar lo que tiene delante, que se queda en una eterna sugerencia.

Sentados en un pequeño muro, los tres hablamos de proyectos. Detrás, abajo, se abre una puerta y un hombre, con el cansancio  orgulloso del que ha hecho algo útil y lo sabe, se apoya contra la pared y fuma despacio junto a unas cajas vacías de la vendimia, amontonadas como en una pescadería. Parece el profesor que ha expuesto un problema difícil y deja tiempo para que lo resuelvan antes de regresar a la clase.

Los proyectos suenan bien. El gerente de la bodega los escucha sin poner pegas, participando de ese juego en el que todo sale bien y llegamos a una estación donde todos somos bien recibidos. ¿Por qué no?. Escucho la puerta de abajo cerrarse. Dentro de la bodega ya se están apagando las luces para que la uva empiece ya a fermentar en esa oscuridad roja de levadura y burbujas lentas.

Una mujer abre la puerta de la entrada (una especie de pagoda por la que se accede a la bodega, enterrada) y pregunta si vamos a volver. Dice que ya no queda nadie, que si puede cerrar con llave, que buenas noches. El gerente se despide de ella por su nombre y ella lo agradece cerrando la puerta con cuidado.

Es entonces cuando pienso que, como esa puerta, a veces el pasado no está cerrado del todo. Se queda esperando. Esa sensación de no haber disfrutado todo lo que debería haberme exigido, de no haber sido el último en salir de algunos locales de copas desaparece, como peces tragados por una ballena, por la evidencia de que acabamos de cerrar una bodega con las tripas repletas de vino.

También en los silencios en los que nos detenemos seguimos conversando.

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