sábado, 27 de septiembre de 2014

El discípulo de Dioniso



El discípulo de Dioniso : Después de la visita a la bodega pasamos por la tienda. Entre las botellas expuestas están las dedicadas a Pepe Yllera, el fundador de la bodega : su rostro aparece dibujado, como a carboncillo, sobre una etiqueta blanca. El efecto inicial es extraño porque cada botella se encuentra dentro de una pequeña hornacina, lo que le da al lugar cierto ambiente funerario.

Pero si se deja por un momento al fundador en un segundo plano y la atención se centra en el vino, la estancia sufre un giro interesante. Permanece el fondo religioso, pero ahora no cuesta nada saltar a Dioniso, el dios de la vendimia y del vino, y verlo honrado en cada una de esas botellas. Como si todo estuviera dedicado a él y a sus fieles : ya fueran escritores, como Baudelaire, del que se recuerdan unas palabras suyas en una pared de la bodega :

“Para no sentir el horrible peso del tiempo sobre sus espaldas, hay que embriagarse sin tregua. De vino, de poesía o de virtud, a vuestra elección. Pero embriáguese”

o personas dedicadas a buscar el mejor sitio para elaborar un vino y levantar ahí su bodega.  

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