viernes, 25 de julio de 2014

De camino a la ciudad venenosa




De camino a la ciudad venenosa : El verano es buen momento para leer novela negra porque igual que el cuerpo se calma al tenerlo tumbado bajo el sol, la cabeza también se tranquiliza con estas historias en las que un tipo es capaz de descubrir la verdad y pillar al malvado.

Luego depende de cada uno elegir el tipo de libro que se lleva consigo. En un extremo estaría el detective que es capaz de hacer su trabajo sin mover una taza de su sitio. En el otro, el que es contratado no para dar con un asesino (cosa que se quita de encima en las primeras páginas), sino para limpiar una ciudad : un cubo, una fregona y a sacarle brillo.

Que en la estación de servicio vea ese cubo lleno de agua con un cepillo dentro es señal de que empezar hoy con “Cosecha roja” es una decisión acertada. Un hombre frente a una ciudad, Personville, más conocida como Poisonville :

“No era bonita. La mayor parte de los constructores habían buscado la ostentación. Puede que la lograran al principio. Mas luego los altos hornos, cuyas chimeneas de ladrillo se erguían al sur contra una tétrica montaña, habían dado a todo una suciedad uniforme, amarillenta y ahumada. El resultado era una fea ciudad de cuarenta mil habitantes, situada en un vallejo entre dos feos montes, todo ello envilecido por las minas. Desplegado sobre el conjunto se veía un cielo sucio que dijérase haber salido de las chimeneas de los altos hornos”

Protegerse del sol bajo la sombra de un árbol y empezar a leer para creer que ahí afuera todavía hay tipos que hacen así su trabajo. 

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