domingo, 27 de julio de 2014

Este árbol ya tiene dueño




Este árbol ya tiene dueño : Siempre había visto el árbol desde lejos porque su imagen, en lo alto de una colina que después caía suavemente hasta la carretera donde estaba, me parecía suficiente. Hacía entonces un par de fotos como quien saluda a un conocido y seguía.

Pero hoy quedamos en el bar del pueblo y, mientras los demás piden botellines, yo voy rellenando y vaciando mi copa con el vino de una frasca que me dejan al lado, junto a las rabas que me traen, que admiten que no pruebe la oreja pero no que me quede sin comer. Como estoy atento a la conversación (una cuenta que se marcha tres semanas a Argentina, otro nos detalla el miedo que tenían los mecánicos del coche de Felipe VI a que se parara en el recorrido de su coronación), mi mano derecha me sirve una copa y me la lleva a los labios, me sirve una copa y me la lleva a los labios. Y así. Cuidado con los vinos que os llegan sin etiqueta. Cuidado con las rabas. Cuidado con las conversaciones interesantes.

De vuelta por el camino, ya  no me conformo con las dos fotografías desde la distancia. Esta vez me digo que ha llegado el momento de subir por la colina y hacerle una fotografía al árbol después de tocarlo. No importa que no lleve el calzado más adecuado ni que me duela un poco la cabeza ni que haga un sol que obliga a los girasoles a mirar al suelo. Empiezo a caminar hasta el árbol siguiendo un recorrido algo sinuoso, que es la distancia más corta cuando hay alcohol. El sol se entretiene conmigo, el único elemento que se mueve a estas horas. Los tallos de trigo, segados y duros, se me van clavando cuando no presto atención. La boca se me llena de un aire denso y caliente. Frente a todas estas oposiciones, el poder de la frasca, que me anima a seguir andando hasta llegar al árbol. Si no es hoy, no va a ser nunca, me digo. Y continúo hasta que llego junto al tronco. Al posar la mano se levanta una pequeña nube de moscas que parecen reprocharme que las haya molestado. Paso la mano por el tronco para reclamarlo. Por fin. 

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