lunes, 2 de septiembre de 2013

La inaprensible voluntad de los objetos.




La inaprensible voluntad de los objetos : No sé si los objetos tiene alma, pero de lo que sí estoy seguro es de que poseen voluntad. En casa aparecen y desaparecen sin avisar, como si el lugar les perteneciera y tampoco tuvieran que dar ninguna explicación. De los platos blancos que tanto nos gustaban ya no queda ninguno: una noche, en la cena, descubrimos que solo quedan los negros. Ni rastro de los blancos. Elaboramos un par de hipótesis rápidas sobre lo que puede haber pasado y continuamos con la cena sin pensar más en el tema.

También hay objetos que aparecen. La botella de agua de plástico, al lado del bote de aceite, es un buen ejemplo. Siempre hay una. Quizás sea algún tipo de intercambio entre casas y ahora en una en la que echan de menos sus botellas tienen, a cambio, una buena colección de platos blancos, levemente hondos, perfectos para servir cualquier tipo de comida. La botella cambia de tamaño cada día. También varía la cantidad de agua que tiene. La miro, le quito el tapón, me la bebo y la tiro a la basura sabiendo que mañana habrá otra botella de plástico en el mismo sitio. También pienso en un par de teorías, pero no insisto demasiado en ellas.

No vamos a pretender entenderlo todo.  

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