jueves, 21 de noviembre de 2013

El continuo ascenso hacia la botella




El continuo ascenso hacia la botella : El litro de diésel está a 1,399. La próxima vez que pare aquí habrá subido a uno con cuatro, pero hoy todavía se mantiene en el filo, como dándonos la oportunidad a los que venimos a repostar a las siete de la mañana de despedirnos de esta franja del uno con tres.

Mientras echo gasolina, temo que el precio cambie en cualquier momento. Tal vez solo haga falta que algún trader estornude frente a su pantalla para que todos los surtidores reaccionen dando ese pequeño paso adelante. Intento hacer todos los gestos con cuidado para que un pequeño roce no lo provoque. Los precios que son ajenos a la demanda y siguen subiendo a pesar de que ésta caiga, tienen estos comportamientos de diva caprichosa.

Suaves son mis movimientos. Tranquilos mis pasos para que los pájaros no echen a volar. Educadamente doy los buenos días a la cajera que coge mi tarjeta. Chucherías. Revistas. Chicles en oferta. Cuando me tiende el terminal para meter el número, veo que el precio no ha cambiado todavía.

Le hago una foto al surtidor. Llegará el día en el que vendremos a por gasolina con una botella de cristal y los bolsillos llenos de monedas, como esas lecherías de antes a las que iban nuestros padres a comprar. 

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