domingo, 10 de agosto de 2014

La canción de los primos




La canción de los primos : En el mundo del vino todavía falta una figura importante: el catador de etiquetas. Una persona dedicada únicamente a valorar lo relacionado con el exterior de la botella para la que la calidad del propio vino sería algo secundario. Que todavía no exista de forma profesional implica cierta limitación en la forma en la  que las bodegas analizan su producto porque es evidente que es más la gente que ve la etiqueta de una botella que la que acaba comprando el vino.

Por ejemplo : la etiqueta de “Les cousins L´Inconscient”. Un dibujo grande en el que se ve a los dos primos mencionados vestidos con pantalón corto y unas camisetas que indica que en esa etiqueta siempre es verano. Uno coge al otro por el hombro mientras caminan dando grandes pasos. Tal vez corriendo hacia un sitio que llevan añorando el resto del año. Los dos tienen los ojos cerrados y las bocas abiertas, compartiendo a gritos una canción. Los colores son cálidos. Y hay tres nubes en el cielo.

Pocas botellas harían más feliz a un catador de etiquetas que ésta. Al verla resulta inevitable asociar ese momento compartido por los dos primos con el propio vino e imaginarte que ésta es la botella que tienes que comprar si te encuentras en una situación así o, más importante, si quieres, en cierto modo, imaginarte que eres el tercer primo, al que van a buscar los dos.

Si mis hijos y mis sobrinos no fueran menores de edad, les habría comprado una botella a cada uno en esta pequeña enoteca en la que cenamos para que recordaran estos días de playa que acaban mañana. Los dueños, no sé si por casualidad o buscando con elegancia cierta narrativa en la exposición de sus botellas, han colocado ésta al lado de otra llamada “Mala vida”. Que vuelva a la mesa, me dicen. Que ya voy, contesto. Pero todavía quedan muchas etiquetas en las que detenerse. 

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