viernes, 8 de agosto de 2014

Los candados del verano



Los candados del verano : El candado que abre el verano no es el que uno desearía. Por eso es mejor empezar los días como si nada hubiera cambiado para no pasarse las vacaciones forzando uno que no va a ceder. No pasa nada por ir al Mercadona del lugar a primera hora para hacer la compra y descubrir que es prácticamente igual al que tienes en casa (salvo esos letreros en valenciano). Tampoco pasa nada por dejar la playa por la piscina aunque quede mucha mañana por delante. Tampoco hay por qué dormir en esas horas en las que normalmente no se duerme, ni salir a pasear cuando todos lo hacen para tomar algo en una mesa pequeña junto a otra mesa en la que unos padres y sus tres hijos ya están cenando unas pizzas. También se pueden dejar de lado las compras en los mercadillos o la cena en el restaurante de moda. Mejor tantear la vida cotidiana y descubrir ese candado abierto cuando se van pasando las páginas del libro ("El enigma", de Jan Morris) y nadie viene a interrumpir la lectura, ni siquiera esa vaga sensación de culpa con la lista de todas esas otras tareas en las que podrías estar empleando el tiempo.

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