sábado, 30 de agosto de 2014

Sandwich en palacio




Sandwich en palacio : Hemos cambiado el plan de un restaurante por unos sándwiches en una estación de servicio. No nos arrepentimos. El continuo movimiento de los coches al otro lado del cristal enmarca la tranquilidad con la que comemos, dándole un toque de lujo al escenario : una mesa pequeña con los envases de los sándwiches, unas bolsas de patatas fritas abiertas, dos botellas de agua.

El empleado que nos ha cobrado, metiendo él mismo todos los artículos en una bolsa, mira hacia nuestra mesa regularmente. Esa vigilancia me incomoda al principio y me hace buscar algo que estemos haciendo mal. Cuando vaciamos la primera bolsa de patatas viene a por ella y se la lleva con una elegancia que añade al sitio unas paredes de piedra, unos cuadros con los retratos de los antepasados y, al fondo, un fuego recién encendido. Repite la misma acción con cada envoltorio que vamos dejando en la mesa. 

Antes de marcharnos pasamos por el servicio. No huele a nada. Las dos máquinas de aire caliente funcionan. De una ventana cae un cuadrado de luz con solemnidad de palacio.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario