La caja de petardos : Gastamos los
últimos petardos en la playa, junto a un muro de hormigón con tres duchas que
amplifica el sonido de las explosiones. Los adultos que giran la cabeza al
caminar por el paseo celebran lo que en cualquier otro sitio reprocharían. Basta
con ver la cara de Daniel para saber que éste es su mejor momento en las
Fallas.Tal vez nadie disfrute más de la tregua de estos días que un niño de
diez años. Después se trata de compensar esa pérdida de intensidad con el
trabajo, el tamaño de las figuras, el sonido violento de la mascletá. Tantos
recursos para volver a esta playa.
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