lunes, 23 de marzo de 2015

La parsimonia del minutero



La parsimonia del minutero : Con la lluvia cayendo con fuerza, todo va el doble de rápido. El segundero se acomoda al ritmo urgente de los niños con sus paraguas de colores, de los oficinistas que consultan en el móvil cuándo volverá a salir el sol, del repartidor que lleva anotado el número del portal de la entrega en un papel, de la ciclista que abre con la rueda de delante una franja sin agua que cierra la de detrás. A mí también me empuja: siento sus golpes en el hombro, como la vara del ganadero sobre la res. Pero el minutero, después de enseñarle cómo gracias al agua las calles se abren a una elevada profundidad, se pone de mi lado. Y se muestra inflexible : dos vueltas del segundero por cada paso suyo.

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