La primera bifurcación del día : Al
salir de la estación de metro de Alonso Martínez puedo elegir entre dos
caminos. El primero pasa por la estrecha calle de San Mateo, donde estuvo
durante muchos años “La avispa”, una librería dedicada al teatro en el local
que ahora ocupa una tienda de productos de peluquería. Nunca me decidí a entrar
cuando pude, así que el pasar por delante a primera hora es una manera de disculparme.
Pero tampoco hay que darle muchas vueltas: es ahora cuando necesito lo que
entonces me ofrecía
La segunda opción me lleva junto al
Mercado de Barceló. El edificio recuerda a un museo moderno, por lo que alguien
creyó necesario colocar en la fachada unas grandes letras para anunciar que es
un mercado. Las letras sobran porque una de las formas adecuadas de entrar en
un mercado es hacerlo como si se visitara un museo. De la misma forma, muchas
veces hay que entrar en un museo sabiendo que lo que hay dentro es básicamente
un mercado.
Para que la elección entre uno y
otro no se base en temas prácticos, siempre intento tardar lo mismo en cada uno
de ellos. Llego a la vez andando por uno que imaginando el otro.
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